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Mostrando las entradas de octubre 16, 2021

Lecturas del Viernes 22 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 7,18-25a Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos. En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias. Palabra de Dios Sal 118,66.68.76.77.93.94 R/.   Instrúyeme, Señor, en tus leyes Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos.   R/. Tú eres bueno

Lecturas del Jueves 21 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6,19-23 Uso un lenguaje corriente, adaptándome a vuestra debilidad, propia de hombres; quiero decir esto: si antes cedisteis vuestros miembros como esclavos a la inmoralidad y al desorden, para el desorden total, ponedlos ahora al servicio de la justicia para vuestra santificación. Cuando erais esclavos del pecado, la justicia no os gobernaba. ¿Qué frutos dabais entonces? Frutos de los que ahora os avergonzáis, porque acaban en la muerte. Ahora, en cambio, emancipados del pecado y hechos esclavos de Dios, producís frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna. Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios Sal 1,1-2.3.4.6 R/.   Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo