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Mostrando las entradas de mayo 28, 2023

Lecturas del Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

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  Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34 Ya llegan días – oráculo del Señor – en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será un alianza como la que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor – oráculo del Señor -. Esta será la alianza que haré con ellos después de aquellos días – oráculo del Señor – : Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: «Conoced al Señor», pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor – oráculo del Señor -, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados. Palabra de Dios Salmo: Sal 109, 1bcde. 2.3 R.  Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec. Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies».  R. Desde Sion extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batal

Lecturas del Visitación de la Virgen María

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  Lectura de la profecía de Sofonías 3,14-18 Regocíjate, hija de Sión; grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.» Apartaré de ti la amenaza, el oprobio que pesa sobre ti. Palabra de Dios Is 12,2-3.4bcd.5-6 R/.   Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.  R/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.   R/. Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;

Lecturas del Martes 30 de mayo. 8ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura del libro del Eclesiástico 35,1-12 Quien observa la ley multiplica las ofrendas, quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión. Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina, quien da limosna ofrece sacrificios de alabanza. Apartarse del mal es complacer al Señor, un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia. No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues esto es lo que prescriben los mandamientos. La ofrenda del justo enriquece el altar, su perfume sube hasta el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptable, su memorial no se olvidará. Glorifica al Señor con generosidad, y no escatimes las primicias de tus manos. Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre y paga los diezmos de buena gana. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con generosidad, según tus posibilidades. Porque el Señor sabe recompensar y te devolverá siete veces más. No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará; no te apoyes en sacrificio injusto. Po

Lecturas del Lunes 29 de mayo. 8ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura del libro del Eclesiástico 17,20-28 A los que se arrepienten Dios les permite volver, y consuela a los que han perdido la esperanza, y los hace partícipes de la suerte de los justos. Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina los obstáculos. Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia y detesta con toda el alma la abominación. Reconoce los justos juicios de Dios, permanece en la suerte que te ha asignado y en la oración al Dios altísimo. En el abismo ¿quién alabará al Altísimo como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias? Para el muerto, como quien no existe, desaparece la alabanza, solo el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que retornan a él! Palabra de Dios Sal 31,1-2.5.6.7 R/.   Alegraos, justos, y gozad con el Señor Dichoso el que está absuelto de su culpa, a quien le han sepultado su pecado; dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito y en cuyo espíritu no hay

Lecturas del Domingo de Pentecostés

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  Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11 Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo: «¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, de

Lecturas del Sábado 27 de mayo. 7ª semana de Pascua

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  Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28,16-20.30-31 Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase. Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.» Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos. Palabra de Dios Sal 10,4.5.7 R/.   Los buenos verán tu rostro,