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Mostrando las entradas de octubre 14, 2017

Lecturas del Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo

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Lectura del libro del Éxodo 22,20-26 Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.» Sal 17,2-3a.3bc-4.47.51ab R/.   Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza Yo te amo, Señor;  tú eres mi fortaleza;  Señor, mi roca,  mi alcázar, mi libertador.  R/.   Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,  mi fuerza salvadora, mi baluarte.  Invoco al S

Lecturas del San Simón y San Judas, apóstoles

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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,19-22 Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu. Palabra de Dios Sal 18,2-3.4-5 R/.   A toda la tierra alcanza su pregón El cielo proclama la gloria de Dios,  el firmamento pregona la obra de sus manos:  el día al día le pasa el mensaje,  la noche a la noche se lo susurra.   R/. Sin que hablen, sin que pronuncien,  sin que resuene su voz,  a toda la tierra alcanza su pregón  y hasta los límites del orbe su lenguaje.  R/. Lectura del santo evangelio según san Lucas 6,12-19 En aquel t

Lecturas del Viernes 27 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 7,18-25a Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí, es decir, en mi carne; porque el querer lo bueno lo tengo a mano, pero el hacerlo, no. El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago. Entonces, si hago precisamente lo que no quiero, señal que no soy yo el que actúa, sino el pecado que habita en mí. Cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos. En mi interior me complazco en la ley de Dios, pero percibo en mi cuerpo un principio diferente que guerrea contra la ley que aprueba mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mi cuerpo. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte? Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, y le doy gracias. Palabra de Dios Sal 118,66.68.76.77.93.94 R/.   Instrúyeme, Señor, en tus leyes Enséñame a gustar y a comprender,  porque me fío de tus

Lecturas del Jueves 26 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6,19-23 Uso un lenguaje corriente, adaptándome a vuestra debilidad, propia de hombres; quiero decir esto: si antes cedisteis vuestros miembros como esclavos a la inmoralidad y al desorden, para el desorden total, ponedlos ahora al servicio de la justicia para vuestra santificación. Cuando erais esclavos del pecado, la justicia no os gobernaba. ¿Qué frutos dabais entonces? Frutos de los que ahora os avergonzáis, porque acaban en la muerte. Ahora, en cambio, emancipados del pecado y hechos esclavos de Dios, producís frutos que llevan a la santidad y acaban en vida eterna. Porque el pecado paga con muerte, mientras que Dios regala vida eterna por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios Sal 1,1-2.3.4.6 R/.   Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,  ni entra por la senda de los pecadores,  ni se sienta en la reunión

Lecturas del Miércoles 25 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6,12-18 Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no os dominará: ya no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia. Pues, ¿qué? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia? ¡De ningún modo! ¿No sabéis que, al ofreceros a alguno como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia? Pero, gracias a Dios, vosotros, que erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquel modelo de doctrina al que fuisteis entregados y, liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia. Palabra de Dios

Lecturas del Martes 24 de octubre. 29ª semana del Tiempo Ordinario

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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5,12.15b.17-19.20b-21 Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud. Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos. Si creció el pecado, más desbordante fue la gracia. Y así como reinó el pecado, causando la muerte, as! tambi