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Mostrando las entradas de abril 30, 2017

Lecturas del Domingo 4º de Pascua - Ciclo A

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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,14a.36-41 EL día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y declaró: «Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías». Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro». Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: «Salvaos de esta generación perversa». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas. Palabra de Dios

Lecturas del Sábado de la 3ª semana de Pascua

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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9,31-42 En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo. Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho». Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle: «No tardes en venir a nos

Lecturas del Viernes de la 3ª semana de Pascua

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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9,1-20 En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres. Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Dijo él: «¿Quién eres, Señor?». Respondió: «Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer». Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. Había en Da

Lecturas del Jueves de la 3ª semana de Pascua

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Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8,26-40 En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo: «Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto». Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y pégate a la carroza». Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: «¿Entiendes lo que estás leyendo?». Contestó: «Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?». E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: «Como cordero fue llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, así no abre su boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá contar su descendencia?

Lecturas del San Felipe y Santiago, apóstoles

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San Felipe y Santiago, Apóstoles Felipe era natural de Betsaida, en el Lago de Genesaret (Juan 1, 44). También él estaba entre los que rodeaban al Bautista cuando éste señaló por primera vez a Jesús como el Cordero de Dios. Al día siguiente de la llamada de Pedro, cuando estaba a punto de partir para Galilea, Jesús se encontró con Felipe y le llamó al Apostolado con las palabras, “Sígueme”. Felipe obedeció la llamada, y poco después trajo a Natanael como nuevo discípulo (Juan 1, 43-45). Con ocasión de la selección y envío de los doce, Felipe está incluido entre los Apóstoles propiamente dichos. Su nombre figura en el quinto lugar de las tres listas (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 14-19; Lucas, 6, 13-16) detrás de las dos parejas de hermanos, Pedro y Andrés, Santiago y Juan. El Cuarto Evangelio registra tres episodios referentes a Felipe que ocurrieron durante la vida pública del Salvador. Santiago es de Judas, ciertamente debe ser identificado con Santiago  el hermano del Señor