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Mostrando las entradas de enero 16, 2023

Lecturas del Jueves 19 de enero. 2ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura de la carta a los Hebreos 7,25–8,6 Hermanos: Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre. Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre. En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y

Lecturas del Miércoles 18 de enero. 2ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura de la carta a los Hebreos 7,1-3.15-17 Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abrahán cuando este regresaba de derrotar a los reyes, lo bendijo y recibió de Abrahán el diezmo del botín. Su nombre significa, en primer lugar, Rey de Justicia, y, después, Rey de Salén, es decir, Rey de Paz. Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida. En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, es sacerdote perpetuamente. Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que no ha llegado a serlo en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec». Palabra de Dios Sal 109,1.2.3.4 R/.   Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec  Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». R/. Desde Sión ex

Lecturas de Martes 17 de enero. 2ª semana del Tiempo Ordinario

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  Lectura de la carta a los Hebreos 6,10-20 Hermanos: Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes. Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido. Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo: «Te llenaré de bendiciones y te multiplicaré abundantemente»; y así, perseverando, alcanzó lo prometido. Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión. De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrá