Lecturas del Martes 25 de septiembre. 25ª semana del Tiempo Ordinario.


Lectura del libro de los Proverbios 21,1-6.10-13


El corazón del rey es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere. Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones. Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios. Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados. Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia. Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales. Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo. Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia. El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina. Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite. 



Palabra de Dios



Sal 118


R/. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor.R/.

Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R/.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R/.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamas. R/.



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Lectura del santo evangelio según san Lucas 8,19-21



En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermano, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

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El libro de los proverbios está constituido por una amplia colección de sentencias, en las que se ha ido sedimentando la sabiduría de todas las generaciones de Israel. Su propósito es convertir a todo israelita en un verdadero hombre fuerte, dueño de sí, interiormente libre, trabajador, hábil, leal. No se trata aún del retrato del discípulo del Evangelio, pero si de la premisa indispensable para poder serlo. No es posible ser discípulo si no se es hombre. Lo importante de los proverbios es su valor global, que sugieren comportamientos que están más allá de la alianza y su moral. Se trata de un sano humanismo que tiene precisamente como finalidad crear un hombre apto para las opciones morales y para los compromiso de la alianza.



Las virtudes que nos sugiere el texto de hoy son habituales tales como: no presumir de uno mismo ni de su propia rectitud, practicar la justicia, la humildad y diligencia, no ser mentirosos ni violentos en los negocios, no cerrar el oído a la súplica del pobre. La súplica o el grito del pobre van siempre dirigidos en la Biblia al Señor antes que al hombre. Escucharlos significa responder en nombre del Señor.

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