Lecturas del Viernes 10 de marzo de 2017. 1ª semana de Cuaresma. Ciclo A



Lectura de la profecía de Ezequiel (18,21-28):


Así dice el Señor Dios: «Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se le tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que hizo, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado –oráculo del Señor–, y no que se convierta de su conducta y que viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, imitando las abominaciones del malvado, ¿vivirá acaso?; no se tendrá en cuenta la justicia que hizo: por la iniquidad que perpetró y por el pecado que cometió, morirá. Comentáis: “No es justo el proceder del Señor.” Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»


Palabra de Dios

Sal 129,1-2.3-4.5-7a.7bc-8

R/.
 Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?


Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos 
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos,
Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R/.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel 
de todos sus delitos. R/.

Imagen relacionadaLectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26):



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

Palabra del Señor
























REFLEXIÓN

El Señor brinda diariamente la posibilidad  a los pecadores que cambien de vida, indicando el camino de la salvación, que exige esfuerzo y perseverancia. El pecador debe buscar una vida renovada con la ayuda la oración, el arrepentimiento, con las obras de misericordia y el Justo debe afianzarse más en el Señor y obrar de acuerdo a la voluntad de Dios. Para seguir siendo justo y el pecador tenga un cambio total de vida, se necesita estar adherido al Señor, tener intimidad con él, participar y servir, como miembro activo en una comunidad eclesial.

La justicia de los escribas y fariseos está basada en el conocimiento y cumplimiento de la ley mosaica, Jesús propone una justicia superior a los de ellos, su justicia no se fundamenta solo en el saber y el hacer, sino en el SER, porque nace del corazón, es bondad y misericordia con el hermano. La justicia de Jesús está ligada íntimamente con la pureza del corazón, la santidad, la humildad, su justicia verdadera se refleja en la Cruz y en el perdón de los pecado.

El Señor nos llama a perdonar y servir a los enemigos y en esto consiste la perfección y la santidad de una persona,también  es dejar de actuar irracionalmente y con impulsos carnales y para ésto debemos doblegarnos a la gracia de Dios.

El que ha logrado comprender el plan de salvación de Dios en su vida, perdona porque se siente perdonado por Dios, ama porque se siente amado por Dios, piensa, aprecia, corrige y ayuda al prójimo, porque se siente redimido por Dios.   


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