Lecturas del Viernes 31 de marzo de 2017 de la 4ª semana de Cuaresma. Ciclo A
Lectura del libro de la Sabiduría 2,1a.12-22
Se decían los impíos, razonando equivocadamente:
«Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable.
Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes. Nos considera moneda falsa y nos esquiva como a impuros.
Proclama dichoso el destino de los justos, y presume de tener por padre a Dios. Veamos si es verdad lo que dice , comprobando cómo es su muerte.
Si el justo es hijos de Dios, él lo auxiliará y lo librará de las manos de sus enemigos. Lo someteremos a ultrajes y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia.
Lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues según dice, Dios lo salvará».
Así discurren, pero se equivocan, pues los ciega su maldad. Desconocen los misterios de Dios, no esperan el premio de la santidad, ni creen en la recompensa de una vida intachable.
Palabra de Dios
Sal 33,17-18.19-20,21.23
R/. El Señor está cerca de los atribulados
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo librará el Señor. R.
El cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.
Lectura del santo evangelio según san Juan 7,1-2.10.25-30
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas.
Después que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
- «¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
- «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor
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Jesús ha sido piedra de tropiezo para los escribas y fariseos y Él que es Justo lo acechan y quieren matar, persiguen al justo porque resulta incómodo La conjura de los impíos contra el justo se verifica en la Pasión de Cristo.
En el Evangelio Jesús va a Jerusalén de incógnito a la fiestas de las tiendas o tabernáculo en hebreo la fiesta de Sukkot, celebraba la última cosecha; cuando el pueblo iba al Templo de Jerusalén para alegrarse y dar gracias a Dios tras el año agrícola. Conmemoraban entonces los cuarenta años de caminar por el desierto, donde Dios proveyó a todas sus necesidades; mientras se refugiaban en sus frágiles tiendas de campaña (Levítico 23,43).
Jesús como humano esta inmerso en una cultura y costumbre, por tanto, Él realiza y participa de las festividades de su pueblo. En Jerusalén lo reconocieron y se dividen los ánimos, de las personas que lo siguen y sus perseguidores, pero ahora desde un punto de vista mesiánico.
Cuanto hacía y decía Jesús no resultaba agradable para el sector judío más representativo. El Señor, motivado por su fidelidad al Padre, les echaba en cara su traición al Dios de Israel y al pueblo. La conducta y la palabra de Jesús se oponía y desmontaba los planteamientos religiosos y sociales de los dirigentes judíos. Esa fue la razón de tramar su muerte y quitarle de en medio: “Les echaba en cara su mala conducta”
San Agustín obispo de Hipona en su sermón sobre este evangelio comentaba:
"Gritaba, pues, Jesús mientras enseñaba en el templo: Me conocéis y sabéis de dónde soy; mas no he venido por mí mismo, pero es veraz quien me envió, al que vosotros no conocéis. Esto es decir: “Me conocéis y no me conocéis”; esto es decir: Sabéis de dónde soy y no sabéis de dónde soy.
Sabéis de dónde soy, Jesús de Nazaret, a cuyos padres también conocéis. De hecho, en este asunto se ocultaba sólo el parto virginal… respecto a Jesús conocían por entero todo lo que se refiere al hombre: su rostro era conocido, su patria era conocida, su ascendencia era conocida, se sabía donde nació. Con razón, pues, según la carne y la efigie humana que llevaba, dijo: “Me conocéis y sabéis de dónde soy. En cambio, según la divinidad, dijo: “Mas no he venido por mí mismo, pero es veraz quien me envió, al que vosotros no conocéis; pero, para conocerlo, creed en quien me envió, y lo conoceréis.
Jesús Afirma “procedo de él” porque, en cuanto Hijo, procede del Padre y cualquier cosa que es el Hijo procede de aquel cuyo Hijo es. Por eso llamamos “Dios de Dios” al Señor Jesús, y al Padre no lo llamamos “Dios de Dios”, sino sólo “Dios”; y llamamos al Señor Jesús “Luz de Luz”, y al Padre no lo llamamos “Luz de Luz”, sino sólo “Luz”. A esto, pues, se refiere lo que dijo: Procedo de él".
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