Lecturas de Lunes 17 de abril de la Octava de Pascua


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,14.22-33

El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia." Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que "no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.»

Palabra de Dios



Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.



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Lectura del santo evangelio según san Mateo 28,8-15

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. 
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos.» 
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. 
Jesús les dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. 
Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros.» 
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

Palabra del Señor


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El Evangelio narra dos encuentro entre Jesús y las mujeres cuando iban de camino a anunciar a los apóstoles que Cristo había resucitado, el segundo encuentro es entre los sumos sacerdotes y los guardianes del sepulcro que se dirigen a los jefes  del pueblo para informarle el acontecimiento que había ocurrido (Mt 28, 11-15). El hecho central sigue siendo la tumba vacía. Mateo ofrece dos posibles interpretaciones: Jesús resucitó o ha sido robado por sus discípulos. El acontecimiento de la resurrección es un hecho sobrenatural y solo la fe puede penetrarlo, para poder ser discípulos misioneros de Jesús. 

Las mujeres y luego los discípulos elegirán el servicio del Dios de la vida, que se ha revelado con la resurrección de su Hijo amado nuestro Señor Jesucristo. La aceptación del mensaje pascual las llena de alegría y las capacita para transmitir un mensaje que supera a la muerte. Los soldados por el contrario quieren silenciar al pueblo para que no se conozca la verdad que es el Señor vivo y resucitado. 

En este Evangelio hay una controversia entre los jefes del pueblo y los discípulos de Jesús en torno a la resurrección. La resurrección será siempre un signo de contradicción. 

Las primeras predicaciones  apostólicas está basada en la muerte y resurrección del Señor, Pedro y la iglesia han perpetuado este anuncio.

Jesús murió y  resucitó entre los muertos para  liberarnos de las esclavitudes del pecado y el miedo a la muerte. En este día la liturgia de la  nos llama a vivir con alegría y gozo porque Jesús ha pasado de la muerte a la vida, ha resucitado, aleluya.

Al igual que las mujeres se pusieron en camino para anunciar a Cristo vivo resucitados,  nosotros debemos hacer los mismo, cuando se ha tenido un encuentro con el resucitado, porque la vida cambia, el corazón late de alegría y es una necesidad de ir a contar esta experiencia transformadora  a los demás.


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