Lecturas del Martes 19 de septiembre. 24ª semana de Tiempo Ordinario
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 3,1-13
Los obispos y diáconos que sean casados una sola vez, o maridos de una sola mujer, en aquella época aún no estaba instituido el celibato, en el año 1123, con el primer concilio Laterano, se reglamentó que el candidato a las órdenes sacerdotales, debía abstenerse de mujer y el matrimonio de una persona ordenada era válido, de modo que todo trato con mujer una vez recibida la ordenación pasaba a ser un simple concubinato. La Ley no se puso en práctica de inmediato, pero poco a poco fue cobrando fuerza de costumbre en todas las iglesias de occidente.
La lista de cualidades requeridas para el obispo y diáconos, no tiene nada de específico, se inspira en otras listas clásicas destinadas a las personas que ejercen alguna función en la iglesia. Las mujeres citadas se está hablando de personas públicas como las diaconisas, que desarrollaban tareas de instrucción para recibir el bautismo, asistían a las mujeres enfermas. Una de las diaconisas debió ser Febe, citada en la carta a los romanos y estaba al servicio de la iglesia de Cencreas.
También se pide que el obispo no sea recién convertido y los diáconos sean probados, antes de ser elegidos para tales servicios y estas personar deben testimoniar su fe, no solo con palabras si no con acciones concretas, para logar el crecimiento de la iglesia.
En el Evangelio hay otro gesto de misericordia del Centurión. Este relato sugiere que Jesús es el nuevo Elías. Nain está ubicada a 40Km de Cafarnaún, en el territorio de Galilea, donde Jesús restaura la esperanza de una madre y reorienta el proyecto de vida de un joven, mediante el relato de la resurrección.
Frente a la caravana de la muerte y el llanto de la madre, Jesús, mediante un imperativo, convierte las lágrimas de dolor en consuelo, que manifiesta el poder del Señor sobre la vida. Al joven le dirige una palabra contundente: " Levantate", como una expresión que le ofrece al muchacho un sentido de vida renovada, empezando por convivir y cuidar a la madre que había quedado desprotegida y sometida a los vaivenes sociales de la época, según las costumbres legalistas imperantes en la sociedad del momento.
Es cierto que aspirar al cargo de obispo es aspirar a una excelente función. Por lo mismo, es preciso que el obispo sea irreprochable, que no se haya casado más que una vez; que sea sensato, prudente, bien educado, digno, hospitalario, hábil para enseñar; no dado al vino ni a la violencia, sino comprensivo, enemigo de pleitos y no ávido de dinero; que sepa gobernar bien su propia casa y educar dignamente a sus hijos. Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa? No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado como el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio. Los diáconos deben, asimismo, ser respetables y sin doblez, no dados al vino ni a negocios sucios; deben conservar la fe revelada con una conciencia limpia. Que se les ponga a prueba primero y luego, si no hay nada que reprocharles, que ejerzan su oficio de diáconos. Las mujeres deben ser igualmente respetables, no chismosas, juiciosas y fieles en todo. Los diáconos, que sean casados una sola vez y sepan gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado alcanzarán un puesto honroso y gran autoridad para hablar de la fe que tenemos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Sal 100
R/. Danos, Señor, tu bondad y tu justicia
Voy a cantar la bondad y la justicia;
para ti, Señor, tocaré mi música.
Voy a explicar el camino perfecto.
¿Cuándo vendrás a mí? R/.
Quiero proceder en mi casa con recta conciencia.
No quiero ocuparme de asuntos indignos,
aborrezco las acciones criminales. R/.
Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
al altanero y al ambicioso
no los soportaré. R/.
Escojo a gente de fiar
para que vivan conmigo;
el que sigue un camino perfecto
será mi servidor. R/.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 7,11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naín, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores.»
Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: «Joven, yo te lo mando: levántate.»
Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.»
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Palabra del Señor
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Pablo le habla a Timoteo de las cualidades que debe tener un obispo y las cualidades de los diáconos en la iglesia, para desarrollar un buen gobierno encaminado al servicio y a la administración. Se trata de unas tareas que en aquellos tiempos carecían de estima y de honor, por eso eran poco ambicionadas; en consecuencia, desearla, según Pablo es una cosa buena, porque revela disponibilidad hacía la comunidad, que tiene la necesidad de tales servicios.
Los obispos y diáconos que sean casados una sola vez, o maridos de una sola mujer, en aquella época aún no estaba instituido el celibato, en el año 1123, con el primer concilio Laterano, se reglamentó que el candidato a las órdenes sacerdotales, debía abstenerse de mujer y el matrimonio de una persona ordenada era válido, de modo que todo trato con mujer una vez recibida la ordenación pasaba a ser un simple concubinato. La Ley no se puso en práctica de inmediato, pero poco a poco fue cobrando fuerza de costumbre en todas las iglesias de occidente.
También se pide que el obispo no sea recién convertido y los diáconos sean probados, antes de ser elegidos para tales servicios y estas personar deben testimoniar su fe, no solo con palabras si no con acciones concretas, para logar el crecimiento de la iglesia.
En el Evangelio hay otro gesto de misericordia del Centurión. Este relato sugiere que Jesús es el nuevo Elías. Nain está ubicada a 40Km de Cafarnaún, en el territorio de Galilea, donde Jesús restaura la esperanza de una madre y reorienta el proyecto de vida de un joven, mediante el relato de la resurrección.
Frente a la caravana de la muerte y el llanto de la madre, Jesús, mediante un imperativo, convierte las lágrimas de dolor en consuelo, que manifiesta el poder del Señor sobre la vida. Al joven le dirige una palabra contundente: " Levantate", como una expresión que le ofrece al muchacho un sentido de vida renovada, empezando por convivir y cuidar a la madre que había quedado desprotegida y sometida a los vaivenes sociales de la época, según las costumbres legalistas imperantes en la sociedad del momento.
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