Lecturas del Martes20 de junio. 11ª semana del Tiempo Ordinario


Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8,1-9


Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.



Palabra de Dios



Sal 145,2.5-6.7.8-9a


R/. Alaba, alma mía, al Señor

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, 
el que espera en el Señor, su Dios, 
que hizo el cielo y la tierra, 
el mar y cuanto hay en él; 
que mantiene su fidelidad perpetuamente. R/.

Que hace justicia a los oprimidos, 
que da pan a los hambrientos. 
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego, 
el Señor endereza a los que ya se doblan, 
el Señor ama a los justos. 
El Señor guarda a los peregrinos. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,43-48


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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Palabra del Señor

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La comunidad primitiva de nacida en Jerusalén había iniciado su propia aventura evangelizadora, eran unánimes en la oración, en la fracción del pan y vendían todo lo que tenían y lo colocaban a disposición de los apóstoles, para que no hubiese necesitados entre ellos y se lo repartían de acuerdo a la necesidad de los hermanos.

En el año 58 hubo una carestía en Judea y las comunidades cristianas y en ellas habían paganos, acudieron a la solidaridad de los hermanos de Jerusalén, donde hicieron una colecta para socorrer a los hermanos que se encontraban en serias dificultades económicas.

Los organizadores de esta colecta sobresalieron Pablo y Tito, Pablo subió  a Jerusalén a llevar la ofrenda después de muchos años de no ir a su nación. Tito, discípulo de Pablo y hermano queridísimo, había sido enviado a Corinto para integrar a estos hermanos en la colecta, obra generosa que el mismo había comenzado Pablo.

El método sugerido por Pablo a la comunidad de los Corintos y a otras comunidades se mueve entre la razón pedagógica y la sensatez económica: " Que todos los domingos aporte cada uno lo que haya podido ahorrar"(1cor16,2). Las razones proceden de una convencida comunión de bienes: los hermanos de Macedonia y Acaya han tenido bien hacer una colecta en favor de los creyentes necesitados de Jerusalén. Han tenido a bien, aunque en realidad se trataba de una deuda, pues así los paganos han participado de sus bienes espirituales, justo es que los ayuden en lo material.

El apóstol insiste, confiado, en que la colecta dé fruto también en la comunidad de Corinto, aduciendo razones de comunión eclesial, de comunión de bienes, testimonios y gratitud con Cristo, que siendo rico se hizo pobre para enriquecer a otros.

La lógica que utiliza Jesús para instruir a sus discípulos acerca de como ser un buen cristiano, es decir, las nuevas posibilidades que tiene el hombre para relacionarse con Dios y con el hermano. El texto del Evangelio hace un contrapeso al Ley del antiguo Testamento, esa ley sabia, dinámica, que le había permitido al pueblo de Israel adquirir su identidad, que habían recibido de Dios y que Moisés se empeñaba en que la aprendieran.

Jesús no ha venido abolir la ley sino a darle plenitud, por lo tanto, Jesús le da una nueva interpretación a esos principios, porque logra unir el amor a Dios como una realidad que implica amar al hermano, ya que no se puede seguir considerando independiente. Amar a Dios no se puede separar de las realidades de la historia en que Dios hace presente a Jesús.

Jesús sigue perfilando su proyecto evangélico, elevando cada vez más el    nivel de calidad hasta la igualdad con el Padre celestial, Jesús que es el Hijo de Dios, pero también Hijo del hombre, se atreve a desafiar el valor y la osadía humana, hasta llevarla a la perfección divina: " Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto".

El lugar del Padre es  el cielo: símbolo de elevación, de limpieza, de inmensidad y espacio del Reino. Estos símbolos entran en la calidad del amor discipular a cada uno, no se afanan por catalogar a los otros en la categoría de prójimo - enemigo, aliados - perseguidos, malvados - buenos, amigos - hermanos. Es una selección prohibida a todo el que pretenda ser y seguir siendo hijo de Dios.

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