Lecturas del San Pedro y san Pablo, apóstoles
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12,1-11
El Kairos es el tiempo de Dios y tiene dos sentido tanto en el Evangelio como en el libro de los Hechos de los apóstoles, indica el comienzo del Reino de los cielos en Jesús y otros; por otra parte, el tiempo de persecución previsto por el maligno y otros.
Herodes Agripa toma la iniciativa de echar mano algunos miembros de la comunidad para hacerle daño, tras la persecución está satanás. Santiago el hijo de Zebedeo y hermano de Juan, que con Pedro dirige el grupo de los doce y es ejecutado después de la muerte de Jesús en la cruz y el martirio de Esteban.
Agripa hace apresar a Pedro como el principal jefe del movimiento, se supone que el pueblo quiere procesar a Pedro públicamente después de la fiesta de la Pascua o panes ácimos que dura ocho días.
La comunidad ora sin cesar a Dios por Pedro encarcelado. La noche anterior al proceso, se distribuye la guardia en la celda, dos soldados vigilan mientras duerme a Pedro, a quien atado con dos cadenas; además, otros dos soldados hacen guardia en la puerta de la celda. El ángel del Señor se deja impresionar por las seguridades humanas. La luz de la liberación brilla en la celda como brilla el relámpago del Hijo del Hombre en su venida.
El Ángel le da a Pedro tres órdenes: "Levántate aprisa" corresponde a la orden dada para salir de Egipto la noche de pascua. El caer de las cadenas corresponde a la orden de salir de Egipto dada por el Faraón a Moisés.
La segunda orden continua con el lenguaje del Éxodo, "Comerán así: "ceñida la cintura", las sandalias en los pies y el bastón en la mano".
La tercera orden también es un lenguaje del Éxodo: "El ángel de Dios, que iba delante de los israelitas", "para señalarle el camino". El ángel es sinónimo de Yahvé. Pedro, como antes Israel debe seguir al ángel.
Se repite el Éxodo. Pedro obedece las tres órdenes así: puede "salir" y seguir al ángel igual cuando siguió a Jesús. La inseguridad de lo que está sucediendo es parte de la antigua interpretación de los sueños. Las revelaciones y apariciones divinas suceden frecuentemente en un sueño nocturno o diurno, en una visión. El sueño no significa negación de la realidad.
Pedro pasa entre los guardias que están a su lado y los dos que cuidan la puerta, que está abierta, ninguno de los cuatros guardias nota nada, pues sus ojos estaban ofuscados. Pedro llega a una puerta de hierro que va a la calle y se abre sola. Pedro pasa por ella como Israel pasa por el mar, que prodigiosamente se ha abierto y levanta un muro a derecha e izquierda, formando una calle, como en el Éxodo.
Pedro se da cuenta de lo que ha sucedido: Dios a liberado a Pedro de la violencia de Herodes Agripa. El pueblo estaba a la espera del espectáculo de un juicio público, pero quedaron defraudado. El punto central de este relato es que con la ayuda de Dios, Pedro pudo liberarse de un proceso público y escapar de la cárcel.
El Evangelio narra la experiencia que van viviendo los discípulos y cuenta el balance que hay que hacer, la historia se va construyendo al lado del Maestro. Jesús va camino ha Jerusalén con el propósito de cumplir la voluntad de su Padre, siendo fiel hasta el último momento. En ese camino surge una pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?. Jesús hace esa pregunta, porque ha percibido en su comunidad el grado de racionalidad que tienen con el pueblo. Su perfil se diluye en el actuar se diluye en el actuar de los grandes profetas del A.T. Jesús le pregunta a los discípulos: para ustedes ¿Quién soy yo?. Pedro sin pensarlo responde acertadamente y expresa ante la comunidad su fe en Jesús. Por su parte, el Señor le entrega la misión, El Señor le ofrece la responsabilidad, que sea participe en la construcción del proyecto de Dios, donde Pedro sería el administrador de la comunidad, pero el Señor es el pastor de la iglesia.
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.»
Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»
Palabra de Dios
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9
R/. El Señor me libró de todas mis ansias
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18
Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor
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Herodes Agripa toma la iniciativa de echar mano algunos miembros de la comunidad para hacerle daño, tras la persecución está satanás. Santiago el hijo de Zebedeo y hermano de Juan, que con Pedro dirige el grupo de los doce y es ejecutado después de la muerte de Jesús en la cruz y el martirio de Esteban.
Agripa hace apresar a Pedro como el principal jefe del movimiento, se supone que el pueblo quiere procesar a Pedro públicamente después de la fiesta de la Pascua o panes ácimos que dura ocho días.
La comunidad ora sin cesar a Dios por Pedro encarcelado. La noche anterior al proceso, se distribuye la guardia en la celda, dos soldados vigilan mientras duerme a Pedro, a quien atado con dos cadenas; además, otros dos soldados hacen guardia en la puerta de la celda. El ángel del Señor se deja impresionar por las seguridades humanas. La luz de la liberación brilla en la celda como brilla el relámpago del Hijo del Hombre en su venida.
El Ángel le da a Pedro tres órdenes: "Levántate aprisa" corresponde a la orden dada para salir de Egipto la noche de pascua. El caer de las cadenas corresponde a la orden de salir de Egipto dada por el Faraón a Moisés.
La segunda orden continua con el lenguaje del Éxodo, "Comerán así: "ceñida la cintura", las sandalias en los pies y el bastón en la mano".
La tercera orden también es un lenguaje del Éxodo: "El ángel de Dios, que iba delante de los israelitas", "para señalarle el camino". El ángel es sinónimo de Yahvé. Pedro, como antes Israel debe seguir al ángel.
Se repite el Éxodo. Pedro obedece las tres órdenes así: puede "salir" y seguir al ángel igual cuando siguió a Jesús. La inseguridad de lo que está sucediendo es parte de la antigua interpretación de los sueños. Las revelaciones y apariciones divinas suceden frecuentemente en un sueño nocturno o diurno, en una visión. El sueño no significa negación de la realidad.
Pedro pasa entre los guardias que están a su lado y los dos que cuidan la puerta, que está abierta, ninguno de los cuatros guardias nota nada, pues sus ojos estaban ofuscados. Pedro llega a una puerta de hierro que va a la calle y se abre sola. Pedro pasa por ella como Israel pasa por el mar, que prodigiosamente se ha abierto y levanta un muro a derecha e izquierda, formando una calle, como en el Éxodo.
Pedro se da cuenta de lo que ha sucedido: Dios a liberado a Pedro de la violencia de Herodes Agripa. El pueblo estaba a la espera del espectáculo de un juicio público, pero quedaron defraudado. El punto central de este relato es que con la ayuda de Dios, Pedro pudo liberarse de un proceso público y escapar de la cárcel.
El Evangelio narra la experiencia que van viviendo los discípulos y cuenta el balance que hay que hacer, la historia se va construyendo al lado del Maestro. Jesús va camino ha Jerusalén con el propósito de cumplir la voluntad de su Padre, siendo fiel hasta el último momento. En ese camino surge una pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo?. Jesús hace esa pregunta, porque ha percibido en su comunidad el grado de racionalidad que tienen con el pueblo. Su perfil se diluye en el actuar se diluye en el actuar de los grandes profetas del A.T. Jesús le pregunta a los discípulos: para ustedes ¿Quién soy yo?. Pedro sin pensarlo responde acertadamente y expresa ante la comunidad su fe en Jesús. Por su parte, el Señor le entrega la misión, El Señor le ofrece la responsabilidad, que sea participe en la construcción del proyecto de Dios, donde Pedro sería el administrador de la comunidad, pero el Señor es el pastor de la iglesia.
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