Lecturas del Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lectura del primer libro de los Reyes 19,9a.11-13a
Las grandes teofanía(manifestación de Dios) son signos mediante los cuales Dios manifiesta su presencia sin llegar a identificarse con ellos. En el horeb, el profeta Elías se percata de los fenómenos naturales como un viento fuerte e impetuoso, que removía los montes y quebraba las peñas. Cómo no percatarse del poder de Dios y quedar maravillado de la majestuosidad de su creación. Las montañas y rocas son prodigios de la naturaleza, majestuosos y soberbios, que el hombre tiene la oportunidad de contemplar; lo que puede desconcertarle es la presencia superior sobre todas la creación. El terremoto provoca en las personas temor, sentido de pequeñez e insignificancia. De modo espontáneo, todo lo que no ser controlado ni dominado produce temor.
El señor es un Dios que agita las seguridades humanas. El fuego, hace referencia al indecible e inefable y atributo divino: la santidad. Los fenómenos que se presentan en el texto evidencia la distancia entre la grandeza divina y la pequeñez humana.
Elías había recibido la orden de salir de la cueva y permanecer en la presencia del Señor, pero estaba asustado por los fenómenos naturales que se presentaron, se escondió nuevamente en la cueva. Cuando escucho un leve susurro salió y se quedó en la entrada de la gruta. La delicadeza de Dios que se oculta, pero le permite al hombre acercarse a Él y gozar de la amistad primordial.
En el libro del apóstol Pablo a los romanos, expresa una confidencia conmovedora: " Me invade una gran tristeza y es continuo el dolor de mi corazón". La causa de este martirio interior es la solidaridad según la carne, con sus hermanos, los judíos, separado de ellos debido a la fe en Jesucristo, el Señor.
Pablo es judío según la carne y cristiano según la fe que profesa. Pablo como hombre experimenta una de las más profunda laceraciones: ser judío y cristiano al mismo tiempo. La herida le hace expresar una idea imposible: "Desearía, incluso, verme yo mismo separado de Cristo como algo maldito por el bien de mis hermanos de raza".
Durante toda la historia del cristianismo, Pablo es el primero que ha experimentado este tipo de martirio: hacerse maldición por la salvación de los hermanos, aceptar la máxima infamia para liberar a los otros de cuanto ensombrece la verdad y dificulta la plena comunión con Dios.
Anatema significa poner aparte y reservarle a Dios la destrucción total, pero después cambió el significado por maldición y para el cristiano la maldición, es la separación con Cristo.
En el Evangelio Jesús subió al monte a orar a solas. Es una imagen que nos transporta fuera del tiempo y del espacio, todo parece pararse en la quietud eterna del silencio del Hijo del hombre. Como sino hubiese anochecer. Mientras los discípulos estaban desconcertado, porque era de noche y la barca era sucumbida por oleaje. Despunta el alba y Jesús se aproxima, pero esto no significa el final de la turbación, al contratiempo de los elementos externos y naturales le sucede ahora un acontecimiento fascinante e imprevisible, aún más estremecedor, que los conmociona interiormente: Jesús se acerca a ellos caminando sobre las aguas y se pusieron a gritar llenos de miedo.
El miedo es la antigua esclavitud del hombre y se contrapone a la fe. La replica del Señor. "ánimo" Soy Yo no temáis, parece clamar la atmósfera.
Pedro emprende un acto atrevido, no por fe, sino por un impulso de verificación. Contesta, Señor eres tú. La iniciativa humana no es suficiente para caminar al encuentro de Jesús. El miedo lo hunde y solo la humildad de la fe lo salva. El acontecimiento tiene un diagnóstico ¿porqué has dudado?. El desenlace final es un acto de adoración por parte de todo el grupo.
Los tres textos de la liturgia reflejan el tema de la fe en el Dios con nosotros, presente y activo en la historia universal como en los acontecimientos personales de cada uno.
En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hizo trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.
Palabra de Dios
Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9,1-5
Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,22-33
Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo: «Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.»
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»
Palabra del Señor
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El señor es un Dios que agita las seguridades humanas. El fuego, hace referencia al indecible e inefable y atributo divino: la santidad. Los fenómenos que se presentan en el texto evidencia la distancia entre la grandeza divina y la pequeñez humana.
Elías había recibido la orden de salir de la cueva y permanecer en la presencia del Señor, pero estaba asustado por los fenómenos naturales que se presentaron, se escondió nuevamente en la cueva. Cuando escucho un leve susurro salió y se quedó en la entrada de la gruta. La delicadeza de Dios que se oculta, pero le permite al hombre acercarse a Él y gozar de la amistad primordial.
En el libro del apóstol Pablo a los romanos, expresa una confidencia conmovedora: " Me invade una gran tristeza y es continuo el dolor de mi corazón". La causa de este martirio interior es la solidaridad según la carne, con sus hermanos, los judíos, separado de ellos debido a la fe en Jesucristo, el Señor.
Pablo es judío según la carne y cristiano según la fe que profesa. Pablo como hombre experimenta una de las más profunda laceraciones: ser judío y cristiano al mismo tiempo. La herida le hace expresar una idea imposible: "Desearía, incluso, verme yo mismo separado de Cristo como algo maldito por el bien de mis hermanos de raza".
Durante toda la historia del cristianismo, Pablo es el primero que ha experimentado este tipo de martirio: hacerse maldición por la salvación de los hermanos, aceptar la máxima infamia para liberar a los otros de cuanto ensombrece la verdad y dificulta la plena comunión con Dios.
Anatema significa poner aparte y reservarle a Dios la destrucción total, pero después cambió el significado por maldición y para el cristiano la maldición, es la separación con Cristo.
En el Evangelio Jesús subió al monte a orar a solas. Es una imagen que nos transporta fuera del tiempo y del espacio, todo parece pararse en la quietud eterna del silencio del Hijo del hombre. Como sino hubiese anochecer. Mientras los discípulos estaban desconcertado, porque era de noche y la barca era sucumbida por oleaje. Despunta el alba y Jesús se aproxima, pero esto no significa el final de la turbación, al contratiempo de los elementos externos y naturales le sucede ahora un acontecimiento fascinante e imprevisible, aún más estremecedor, que los conmociona interiormente: Jesús se acerca a ellos caminando sobre las aguas y se pusieron a gritar llenos de miedo.
El miedo es la antigua esclavitud del hombre y se contrapone a la fe. La replica del Señor. "ánimo" Soy Yo no temáis, parece clamar la atmósfera.
Pedro emprende un acto atrevido, no por fe, sino por un impulso de verificación. Contesta, Señor eres tú. La iniciativa humana no es suficiente para caminar al encuentro de Jesús. El miedo lo hunde y solo la humildad de la fe lo salva. El acontecimiento tiene un diagnóstico ¿porqué has dudado?. El desenlace final es un acto de adoración por parte de todo el grupo.
Los tres textos de la liturgia reflejan el tema de la fe en el Dios con nosotros, presente y activo en la historia universal como en los acontecimientos personales de cada uno.
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