Lecturas del Sábado 26 de agosto. 20ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro de Rut 2,1-3.8-11;4,13-17

Noemí tenía, por parte de su marido, un pariente de muy buena posición, llamado Boaz, de la familia de Elimelec. 
Rut, la moabita, dijo a su suegra Noemí: «Déjame ir al campo, a espigar donde me admitan por caridad.»
Noemí le respondió: «Anda, hija.» 
Ella marchó y fue a espigar en las tierras, siguiendo a los segadores. Fue a una de las tierras de Boaz, de la familia de Elimelec. 
Boaz dijo a Rut: «Escucha, hija. No vayas a espigar a otra parte, no te vayas de aquí ni te alejes de mis tierras. Fíjate en qué tierra siegan los hombres y sigue a las espigadoras. Dejo dicho a mis criados que no te molesten. Cuando tengas sed, vete donde los botijos y bebe de lo que saquen los criados.» 
Rut se echó, se postró ante él por tierra y le dijo: «Yo soy una forastera; ¿por qué te he caído en gracia y te has interesado por mí?» 
Boaz respondió: «Me han contado todo lo que hiciste por tu suegra después que murió tu marido: que dejaste a tus padres y tu pueblo natal y has venido a vivir con gente desconocida.» 
Así fue como Boaz se casó con Rut. Se unió a ella; el Señor hizo que Rut concibiera y diese a luz un hijo.
Las mujeres dijeron a Noemí: «Bendito sea Dios, que te ha dado hoy quien responda por ti. El nombre del difunto se pronunciará en Israel. Y el niño te será un descanso y una ayuda en tu vejez; pues te lo ha dado a luz tu nuera, la que tanto te quiere, que te vale más que siete hijos.» 
Noemi tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. 
Las vecinas le buscaban un nombre, diciendo: «¡Noemí ha tenido un niño!» 
Y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, padre de David.



Palabra de Dios



Sal 127,1-2.3.4.5


R/. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor 
y sigue sus caminos. 
Comerás del fruto de tu trabajo, 
serás dichoso, te irá bien. R/. 

Tu mujer, como parra fecunda, 
en medio de tu casa; 
tus hijos, como renuevos de olivo, 
alrededor de tu mesa. R/.

Ésta es la bendición del hombre 
que teme al Señor. R/.

Que el Señor te bendiga desde Sión, 
que veas la prosperidad de Jerusalén 
todos los días de tu vida. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,1-12


En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

COMENTARIOS

La narración del libro de Rut, menciona la existencia de un pariente de Noemí, familiar de Elimélec, de buena posición económica llamado Boaz.  Boaz es descrito con el término gibbor jayil que significa guerrero fuerte y que designa a un hombre con dinero, poder. La posición de Boaz marca una gran distancia respecto a la viuda en la escala social, que posteriormente será superada por el mismo Boaz.

Rut la moabita, le pide a Noemí que la deje ir a espigar a un campo, con la esperanza de que  alguien le permita hacerlo. Noemí acepta la petición a Rut, porque no puede proporcionar el sustento para ambas. Noemí la llama hija mía, para reafirmar la relación suegra - nuera.

Espigar en los campos era un medio de sustentos para los pobres de Israel. Como pobre, viuda y forastera, rut busca este medio para sobrevivir prescrito en la Ley de Israel.

Rut llega al campo que casualmente es una parce la Boaz, de la familia de Elimélec. Boaz llegó al campo por suerte, pero Dios se vale de los acontecimientos humanos para actuar y lo que parece suerte, es un acto de la providencia divina. Se abre un camino de esperanza para Rut y Noemí: de la muerte a la vida, de la amargura a la alegría.

Las primeras palabras de Boaz para Rut se refiere a su condición de espigadora, le invita a trabajar solamente en su campo y la aconseja no ir a ningún otro, sino permanecer junto  a sus criadas. Una mujer extranjera es victima de acoso, Boaz la mando a sus criadas, para que no la molesten y se convirtió en su protector. Finalmente Boaz la invita a compartir de sus criados. Estas acciones confirman que la providencia divina llevó a Rut a este campo particular

En un solo versículo se presenta el matrimonio de Rut con Boaz, su unión conyugal concibe un niño y aquí aparece la intervención directa de Dios, como autor de la concepción. Esta acción divina no pudo haber sido posible sin los actos de bondad y lealtad por parte Rut y Boaz.

El Evangelio, Jesús les da  una verdadera reprimenda a los maestros de la Ley y a los fariseos. Jesús reconoce a los maestros de la Ley y a los fariseos su autoridad magisterial, están sentado en la cátedra de Moisés, por eso son escuchados, pero advierte al auditorios de que no deben seguirles en sus obras.

El discurso es duro. El perfil que traza del maestro de la Ley y del fariseo es demoledor y da razón de las ásperas invectivas  que le lanza.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Lecturas del San Mateo, apóstol y evangelista

Lectura del Jueves de la Octava de Pascua

Lecturas del Lunes de la III Semana de Pascua