Lecturas del Viernes 25 de agosto. 20ª semana del Tiempo Ordinario
Comienzo del libro de Rut 1,1.3-6.14b-16.22
El libro de Rut comienza con la migración de la familia de Elimélec a Moab a causa de la carestía, esto sucede en la época de los jueces que se caracteriza por ser una era agitada, con guerras continuas entre Israel y sus enemigos externos, cananeos y filisteos y entre las diversas tribus israelitas. Sin embargo, el libro de Rut se desarrolla en un ambiente pacífico. El hambre y las migraciones son situaciones atestiguadas por la tradición del A.T: Abraham va Egipto debido a la hambruna, Isaac va Guerar, la hambruna era considerada como una maldición.
El relato de este texto conduce con delicadeza a seguir los pasos interiores de Rut, las decisiones que la llevan a compartir la fe y la vida de Noemí y de su gente, a descubrir los designios de Dios sobre ella y sobre el pueblo. Rut dará descendencia a la familia Elimélec y ésta extranjera se convertirá en antepasada de David: su hijo Obed se convierte en padre de Jesé, padre de David.
Todo nace de una decisión tomada en un clima de respeto y de amor entre dos criaturas, Rut y Noemí, como signo del resto de Israel fiel a su Señor; se trata de la decisión de Rut de abandonar a su propia gente para ir a donde la lleva el Señor.
Rut es una de las figuras bíblicas que causan asombro no sólo por la dignidad de su persona y por su amor atento respecto a Noemí, sino también porque revela el amor universal de Dios, que implica a cada persona en la realización de su designio de amor. El Señor ha puesto su mirada en ella, en una extranjera. Se trata de un acto educativo destinado a ir abriendo poco a poco los horizontes de su pueblo a todas las gentes. Todos son hijos suyos.
En el Evangelio Jesús se encuentra en el templo. La confrontación con los fariseos se vuelve cada vez más áspera. Los fariseos se habían reunido para decidir el argumento, el que interviene es el portavoz y el objeto de la pregunta fue tomado de un debate que estaba en la actualidad en las escuelas rabínicas: ¿Cuál es, entre todos el primer de los mandamientos?. Quieren conocer la opinión del nuevo maestro, sobre cuál es el principio que inspira la Ley.
La respuesta de Jesús está enmarcad en dos citas: una tomada del Deuteronomio(6,5) y la otra del Levítico(19,18). Estos dos textos constituían el corazón de la espiritualidad del pueblo de Israel. El primero, el mandamiento del amor total a Dios, estaba escrito en las jambas de las puertas,bordados en las mangas y era recitado por las mañanas y por la noche, para que estuviera siempre presente en el ánimo del creyente, como celebración continua de la Alianza.
La novedad que aporta Jesús es el vínculo entre el amor a Dios y el amor al prójimo, a los que declara inseparables y de igual importancia. La revelación del mandamiento del amor, constituyen el punto de apoyo, el centro de donde brota todo lo demás, el que ilumina, purifica y transforma todo.
Una ley tiene valor si está permeada por el amor. Las buenas obras tiene valor en la medida en que son obras de amor a Dios y al prójimo. El conflicto se convierte en lugar de revelación y en acontecimientos formativo para los suyos.
En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí.
Noemí le dijo: «Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella.»
Pero Rut contestó: «No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.»
Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.
Palabra de Dios
Sal 145,5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10
R/. Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R/.
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Palabra del Señor
El relato de este texto conduce con delicadeza a seguir los pasos interiores de Rut, las decisiones que la llevan a compartir la fe y la vida de Noemí y de su gente, a descubrir los designios de Dios sobre ella y sobre el pueblo. Rut dará descendencia a la familia Elimélec y ésta extranjera se convertirá en antepasada de David: su hijo Obed se convierte en padre de Jesé, padre de David.
Todo nace de una decisión tomada en un clima de respeto y de amor entre dos criaturas, Rut y Noemí, como signo del resto de Israel fiel a su Señor; se trata de la decisión de Rut de abandonar a su propia gente para ir a donde la lleva el Señor.
Rut es una de las figuras bíblicas que causan asombro no sólo por la dignidad de su persona y por su amor atento respecto a Noemí, sino también porque revela el amor universal de Dios, que implica a cada persona en la realización de su designio de amor. El Señor ha puesto su mirada en ella, en una extranjera. Se trata de un acto educativo destinado a ir abriendo poco a poco los horizontes de su pueblo a todas las gentes. Todos son hijos suyos.
En el Evangelio Jesús se encuentra en el templo. La confrontación con los fariseos se vuelve cada vez más áspera. Los fariseos se habían reunido para decidir el argumento, el que interviene es el portavoz y el objeto de la pregunta fue tomado de un debate que estaba en la actualidad en las escuelas rabínicas: ¿Cuál es, entre todos el primer de los mandamientos?. Quieren conocer la opinión del nuevo maestro, sobre cuál es el principio que inspira la Ley.
La respuesta de Jesús está enmarcad en dos citas: una tomada del Deuteronomio(6,5) y la otra del Levítico(19,18). Estos dos textos constituían el corazón de la espiritualidad del pueblo de Israel. El primero, el mandamiento del amor total a Dios, estaba escrito en las jambas de las puertas,bordados en las mangas y era recitado por las mañanas y por la noche, para que estuviera siempre presente en el ánimo del creyente, como celebración continua de la Alianza.
La novedad que aporta Jesús es el vínculo entre el amor a Dios y el amor al prójimo, a los que declara inseparables y de igual importancia. La revelación del mandamiento del amor, constituyen el punto de apoyo, el centro de donde brota todo lo demás, el que ilumina, purifica y transforma todo.
Una ley tiene valor si está permeada por el amor. Las buenas obras tiene valor en la medida en que son obras de amor a Dios y al prójimo. El conflicto se convierte en lugar de revelación y en acontecimientos formativo para los suyos.
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