Lecturas del Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lectura de la profecía de Ezequiel 18,25-28
En la antigüedad, la pertenencia de un hombre o una mujer, desde su nacimiento hasta la muerte, está sometido a las condiciones del clan, y a las directrices del jefe del grupo, del patriarca. Las personas no tenían su propio espacio y mucho menos de libertad de realizar sus proyectos individuales, no tenían opción, estaban destinados a cumplir las ordenes del patriarca o jefe.
La misma Ley divina comunicada por Dios al jefe o patriarca del grupo, no admitía posibilidades algunas de arreglos ni hacer interpretaciones, se les anunciaba y tenían que cumplirla.
La conciencia personal nace paulatinamente y junto a ella crece, poco a poco, una relación diferente de la persona con el grupo, el clan o la tribu y con las tradiciones. La Ley sometía al hombre y a la mujer a una observancia exterior. En aquella época eran sancionados con las penas que prescribía la Ley y la autoridad responsable juzgaba y aplicaba las norma en forma objetiva, atendiendo exclusivamente a lo exterior. es decir, solamente se tenía en cuenta la culpa más no al culpable, el pecado y no al pecador. Los jueces se regían exclusivamente por el hecho, sin considerar la intencionalidad, no importaba si era maquinado con sevicia o era fortuito.
Ezequiel se convierte en el defensor de la responsabilidad personal. La responsabilidad ante el bien y el mal es sobre todo personal.
En el Evangelio está enmarcada en las actividades realizadas por Jesús en Jerusalén antes de pasión, muerte y resurrección, muestra la voluntad del Padre y la reacción de cada uno de los hijos, no solo la diferencia y la distancia entre las palabras y los hechos, sino el cambio y la transformación interior y el modo de pensar.
El primer hijo da la impresión de ser sincero y le comunica al padre que no quiere ir a trabajar a la viña. Este hijo representa el símbolo de los formalistas que Él ve encarnado en los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, los dignatarios que a menudo son hipócritas y a quienes está dirigido esta parábola. Su perfeccionismo llena satisfación su vida y de gratificaciones su posición social.
El segundo hijo, escucha formalmente las palabras del Padre y respetuosamente le dice. " voy Señor", pero no tiene intención de cumplir su palabra. Este hijo perfila la categoría de los rebeldes, de los pecadores, de los indisciplinados en cuanto a la Ley y en el juicio común, pero son capaces de gestos generosos, estos son los publicanos y las prostitutas y es la explicación final que Jesús añade a la parábola.
El primer hijo reconsidera la decisión de cumplir la voluntad del Padre y cambia de actitud, se arrepintió. El arrepentimiento y la conversión brotan de un conocimiento de la Ley que dicta norma de comportamiento, pero en realidad, tiene su raíz en el corazón de la persona que reconoce que el legislador no es un amo, sino un padre. La persona que ve en la Ley la voluntad del Padre, de un padre que quiere que su hijo sea feliz.
El mensaje del Evangelio es un llamado a la conversión y al compromiso, incluso para los rebeldes, para que renegando de su pasado, se encamine por la vía de la vida nueva, Acojamos el llamado e iniciemos un proceso de conversión serio que nos lleve a la viada eterna.
Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»
Palabra de Dios
Sal 24,4bc-5.6-7.8-9
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando. R/.
Recuerda, Señor,
que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2,1-11
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
Palabra del Señor
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La misma Ley divina comunicada por Dios al jefe o patriarca del grupo, no admitía posibilidades algunas de arreglos ni hacer interpretaciones, se les anunciaba y tenían que cumplirla.
La conciencia personal nace paulatinamente y junto a ella crece, poco a poco, una relación diferente de la persona con el grupo, el clan o la tribu y con las tradiciones. La Ley sometía al hombre y a la mujer a una observancia exterior. En aquella época eran sancionados con las penas que prescribía la Ley y la autoridad responsable juzgaba y aplicaba las norma en forma objetiva, atendiendo exclusivamente a lo exterior. es decir, solamente se tenía en cuenta la culpa más no al culpable, el pecado y no al pecador. Los jueces se regían exclusivamente por el hecho, sin considerar la intencionalidad, no importaba si era maquinado con sevicia o era fortuito.
Ezequiel se convierte en el defensor de la responsabilidad personal. La responsabilidad ante el bien y el mal es sobre todo personal.
En el Evangelio está enmarcada en las actividades realizadas por Jesús en Jerusalén antes de pasión, muerte y resurrección, muestra la voluntad del Padre y la reacción de cada uno de los hijos, no solo la diferencia y la distancia entre las palabras y los hechos, sino el cambio y la transformación interior y el modo de pensar.
El primer hijo da la impresión de ser sincero y le comunica al padre que no quiere ir a trabajar a la viña. Este hijo representa el símbolo de los formalistas que Él ve encarnado en los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo, los dignatarios que a menudo son hipócritas y a quienes está dirigido esta parábola. Su perfeccionismo llena satisfación su vida y de gratificaciones su posición social.
El segundo hijo, escucha formalmente las palabras del Padre y respetuosamente le dice. " voy Señor", pero no tiene intención de cumplir su palabra. Este hijo perfila la categoría de los rebeldes, de los pecadores, de los indisciplinados en cuanto a la Ley y en el juicio común, pero son capaces de gestos generosos, estos son los publicanos y las prostitutas y es la explicación final que Jesús añade a la parábola.
El primer hijo reconsidera la decisión de cumplir la voluntad del Padre y cambia de actitud, se arrepintió. El arrepentimiento y la conversión brotan de un conocimiento de la Ley que dicta norma de comportamiento, pero en realidad, tiene su raíz en el corazón de la persona que reconoce que el legislador no es un amo, sino un padre. La persona que ve en la Ley la voluntad del Padre, de un padre que quiere que su hijo sea feliz.
El mensaje del Evangelio es un llamado a la conversión y al compromiso, incluso para los rebeldes, para que renegando de su pasado, se encamine por la vía de la vida nueva, Acojamos el llamado e iniciemos un proceso de conversión serio que nos lleve a la viada eterna.
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