Lecturas del Lunes 2 de octubre. 26ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura de la profecía de Zacarías 8,1-8
El texto del profeta Zacarías tienes un sentido mesiánico y es un mosaico de pequeños oráculos de salvación. Los dos primeros sugieren la fidelidad de Dios al pacto, donde el Señor ama profundamente a Sión y no tolera los abusos ni los sufrimientos padecidos por su pueblo, esta es la razón del retorno de los exiliados a Jerusalén y fuente del perdón con el que se curan las infidelidades pasadas, que fueron causa del exilio. renace una nueva ciudad santificada por la Palabra de Dios, fiel y dócil a ella.
Luego viene una serie de oráculos de prosperidad. En ellos aparecen temas acostumbrados, como la multiplicación del número de habitantes, una prodigiosa longevidad, una fecundidad inesperada y sobre todo el retorno de todos los exiliados, incluso de los que habían dudado emprender la aventura del regreso a su patria. Algunos pensaba que este sueño era irrealizable desde el punto de vista humano, el profeta responde que lo imposible para los hombres es posible para Dios.
La comunidad de Jesús no es una comunidad de hombres y mujeres perfectos, las discusiones presentadas sobre quién sería el más importante, por los deseos de grandeza meramente humanos, Jesús les coloca de modelo a un niño, un modelo que ilumina a la situación planteada, debido a las relaciones existente dentro de la comunidad, formada por miembros sensibles al honor y al prestigio humano. Jesús les presenta a un niño como alguien que confía plenamente en su padre, que no tiene espíritu de rivalidad, que carece de grandeza, alguien que en es época no se tenía en cuenta en absoluto
Los discípulos desconcertados, no desprecian a los niños, pero no quieren volver a ser como ellos. Con este gesto se manifiesta de manera visible el mandato de negarse a sí mismo, de renunciar a los sueños de gloria y renunciar a la autoglorificación. Aquí se resalta que los débiles, los insignificantes son acogidos y preferidos por Dios.
Jesús está interesado en establecer una comunidad incluyente, donde no haya obstáculos que impidan la participación de los más débiles y desprotegidos socialmente, como los niños. No se puede confundir los comportamientos infantiles, con tener actitudes de niño. El modelo de Jesús exige para ser discípulos y misioneros, deben tener madurez para asumir las responsabilidades pertinentes de la misión, donde no se debe actuar con autoritarismo y arribismo, sino por el contrario, confiar en cada momento en la misericordia de Dios.
En aquellos días, vino la palabra del Señor de los ejércitos: «Así dice el Señor de los ejércitos: Siento gran celo por Sión, gran cólera en favor de ella. Así dice el Señor: Volveré a Sión y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén se llamará Ciudad Fiel, y el monte del Señor de los ejércitos, Monte Santo. Así dice el Señor de los ejércitos: De nuevo se sentarán en las calles de Jerusalén ancianos y ancianas, hombres que, de viejos, se apoyan en bastones.
Las calles de Jerusalén se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en la calle. Así dice el Señor de los ejércitos: Si el resto del pueblo lo encuentra imposible aquel día, ¿será también imposible a mis ojos? –oráculo del Señor de los ejércitos–. Así dice el Señor de los ejércitos: Yo libertaré a mi pueblo del país de oriente y del país de occidente, y los traeré para que habiten en medio de Jerusalén. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios con verdad y con justicia.»
Palabra de Dios
Sal 101,16-18.19-21.29.22-23
R/. El Señor reconstruyó Sión, y apareció en su gloria
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,46-50
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.»
Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.»
Palabra del Señor
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Luego viene una serie de oráculos de prosperidad. En ellos aparecen temas acostumbrados, como la multiplicación del número de habitantes, una prodigiosa longevidad, una fecundidad inesperada y sobre todo el retorno de todos los exiliados, incluso de los que habían dudado emprender la aventura del regreso a su patria. Algunos pensaba que este sueño era irrealizable desde el punto de vista humano, el profeta responde que lo imposible para los hombres es posible para Dios.
La comunidad de Jesús no es una comunidad de hombres y mujeres perfectos, las discusiones presentadas sobre quién sería el más importante, por los deseos de grandeza meramente humanos, Jesús les coloca de modelo a un niño, un modelo que ilumina a la situación planteada, debido a las relaciones existente dentro de la comunidad, formada por miembros sensibles al honor y al prestigio humano. Jesús les presenta a un niño como alguien que confía plenamente en su padre, que no tiene espíritu de rivalidad, que carece de grandeza, alguien que en es época no se tenía en cuenta en absoluto
Los discípulos desconcertados, no desprecian a los niños, pero no quieren volver a ser como ellos. Con este gesto se manifiesta de manera visible el mandato de negarse a sí mismo, de renunciar a los sueños de gloria y renunciar a la autoglorificación. Aquí se resalta que los débiles, los insignificantes son acogidos y preferidos por Dios.
Jesús está interesado en establecer una comunidad incluyente, donde no haya obstáculos que impidan la participación de los más débiles y desprotegidos socialmente, como los niños. No se puede confundir los comportamientos infantiles, con tener actitudes de niño. El modelo de Jesús exige para ser discípulos y misioneros, deben tener madurez para asumir las responsabilidades pertinentes de la misión, donde no se debe actuar con autoritarismo y arribismo, sino por el contrario, confiar en cada momento en la misericordia de Dios.
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