Lecturas del Martes 3 de octubre. 26ª Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar

Lectura de la profecía de Zacarías 8,20-23


Así dice el Señor de los Ejércitos: Todavía vendrán pueblos y habitantes de grandes ciudades, y los de una ciudad irán a otra diciendo: «Vayamos a implorar al Señor, a consultar al Señor de los Ejércitos. – Yo también voy contigo.» Y vendrán pueblos incontables y numerosas naciones a consultar al Señor de los Ejércitos en Jerusalén y a implorar su protección. Así dice el Señor de los Ejércitos: Aquel día diez hombres de cada lengua extranjera agarrarán a un judío por la orla del manto, diciendo: «Queremos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros.»



Palabra de Dios



Sal 86,1-3.4-5.6-7


R/. Dios está con nosotros

Él la ha cimentado sobre el monte santo; 
y el Señor prefiere las puertas de Sión 
a todas las moradas de Jacob. 
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R/.

«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; 
filisteos, tirios y etiópes han nacido allí.»
Se dirá de Sión: «Uno, por uno todos han nacido en ella; 
el Altísimo en persona la ha fundado.» R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: 
«Éste ha nacido allí.» 
Y cantarán mientras danzan: 
«Todas mis fuentes están en ti.» R/.



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Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-56


Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó y dijo: «No sabéis de que espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.»
Y se marcharon a otra aldea.

Palabra del Señor


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La comunidad de los hombres que retornaron a Jerusalén, tienen una clara propensión a una actitud penitencial, puesto que es consciente de los efectos del pecado que había causado el exilio y la destrucción de la Ciudad Santa. El riesgo consiste en que esta actitud penitencial ofusque la alegría de la salvación llevada a cabo por el Señor. La respuesta del profeta a la consulta sobre los ayunos y añade que el ayuno del cuarto mes, conmemora la brecha en las murallas de Jerusalén y el del décimo mes, recuerda el comienzo del asedio.

El ayuno es una parte importante en la penitencia y se confirma el sentimiento de alegría, júbilo, de fiesta que caracteriza la espiritualidad de la comunidad, para que la fiesta no se altere, es necesario que la comunidad ame la verdad y la paz.

El profeta hace un llamado a los hijos de Israel, para que sean fieles a la Alianza, que está basada en la confianza en la presencia del Señor, en la certeza profunda de su ser, el Dios fiel, el Dios con nosotros.

La partida de Jesús hacía Jerusalén, es considerada desde  la perspectiva de la misión profética, que se requiere decisión para enfrentar los peligros con la ayuda del Señor. Se aproxima el tiempo de la asunción, que nos hace comprender que este es un viaje sin retorno, un viaje hacía  la muerte. Jesús  experimenta el rechazo, la hostilidad de los samaritanos.

En viaje de Jesús  nos remite a la dificultad del hombre para aceptar el plan divino de salvación, cuando este incluye dolor y fracaso. Jesús es rechazado por los samaritanos, por los de dentro del pueblo y los de fuera, sin embargo el plan de Dios no se interrumpe por el rechazo  humano. La Buena Nueva es rechazada por algunos y aceptada por otros.

El camino de Jesús, encuentra incomprensión por  parte de los discípulos, porque Juan y Santiago actúan con violencia por las injusticias cometidas al Maestro, porque no comprenden lo que Jesús debe padecer y quieren apartarlo para que abandone su misión redentora.                                                             

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