Lecturas del Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lectura del libro de Isaías 5,1-7
El profeta nos presenta en la parábola al amigo que es imagen de Dios y su viña, estampa de Israel. El profeta entona para su amigo un canto. El tema del canto es el amor que siente el amigo por su viña y luego prosiguen las acciones personales del amigo, implicando a los habitantes de Jerusalén, hombre de Judá, para que sean jueces entre él y su viña y dicten sentencia. El profeta apunta que el amigo convertirá la viña en un erial y concluye con la explicación de la parábola.
Dios puede trazar una viña, como un jardín. La evocación del Génesis es evidente. El proyecto de Dios es el pueblo de Israel. Los habitantes de Judá son el plantel escogido. La responsabilidad del jardín es el pueblo elegido. Si Israel no vive en la viña - jardín con un corazón agradecido y no produce los frutos esperados, Dios convertirá el jardín en un desierto.
A Israel no le ha faltado la sensibilidad suficiente para reconocer la bondad y la generosidad de Dios y mostrarle gratitud, sino que le ha negado a Dios hasta los frutos de la justicia y el derecho. En la viña - jardín no hay más que sangre derramada y gritos de lamento.
La parábola es un canto al amor, al mimo de Dios por Israel y una denuncia a la dureza de corazón del pueblo de Israel. en el fondo, siempre hay una llamada amorosa de Dios, que escucha y atiende el grito de los oprimidos.
San Pablo les recomienda a los filipenses a no sucumbir ante los apuros que la vida les imponen y que no caigan en angustia ante las preocupaciones cotidianas, que le roban la paz y la tranquilidad. Pablo aconseja: "Que nada los angustie".
El cristiano tiene algunas herramientas para superar esas miserias: la Oración confiada a Dios, que todo lo puede y para Él nada es imposible, en los momentos de angustia elevar súplicas, oraciones de acción de gracias por las bendiciones recibidas, dar gracias por los momentos de angustia, tribulación, enfermedad, etc. El apóstol nos muestra las clases de oraciones con que podemos dialogar con Dios y para tener intimidad con Él.
Quien confía en Dios, encomendando su vida, sus proyectos, angustias, entablando con Él un dialogo filial y un acercamiento mutuo y todo el que confía en el Señor recibirá un remanso de paz, tranquilidad, diferente a la que propone el mundo, porque la verdadera fuente de paz es Dios y su Hijo Jesucristo que es el príncipe de la paz
Jesús habla en parábola para que su interlocutor se interpele y tome su propia decisión de aceptar el reino de los Cielos. Jesús les habla a las autoridades judías y usa un lenguaje fuerte enraizada en la espiritualidad del A.T.
La parábola de los viñadores narra la fidelidad de Dios y nuestras infidelidades, su venida a nuestro y nuestro rechazo. La nuestra es una provocación sorda y continua, con una perversidad latente que solamente al final se expresa. El fragmento presenta el poder del hombre manifestado en la violencia destructiva y autodestructiva, y el de Dios que es amor, perdón y misericordia.
La muerte del Hijo cumple todo, tanto nuestra perversidad como su bondad, Dios se manifiesta como Dios para dar la vida por nosotros, en la muerte de Cristo obtenemos realmente la herencia, obtenemos el fruto que nos hace semejante a Dios.
El relato inicia con los cuidados que Dios tiene con su viña, manifestando su amor con hechos, para que comprendamos y podamos producir frutos de santidad para podernos configur con Él.
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios
Sal 79,9.12.13-14.15-16.19-20
R/. La viña del Señor es la casa de Israel
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R/.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4,6-9
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
Palabra del Señor
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Dios puede trazar una viña, como un jardín. La evocación del Génesis es evidente. El proyecto de Dios es el pueblo de Israel. Los habitantes de Judá son el plantel escogido. La responsabilidad del jardín es el pueblo elegido. Si Israel no vive en la viña - jardín con un corazón agradecido y no produce los frutos esperados, Dios convertirá el jardín en un desierto.
A Israel no le ha faltado la sensibilidad suficiente para reconocer la bondad y la generosidad de Dios y mostrarle gratitud, sino que le ha negado a Dios hasta los frutos de la justicia y el derecho. En la viña - jardín no hay más que sangre derramada y gritos de lamento.
La parábola es un canto al amor, al mimo de Dios por Israel y una denuncia a la dureza de corazón del pueblo de Israel. en el fondo, siempre hay una llamada amorosa de Dios, que escucha y atiende el grito de los oprimidos.
San Pablo les recomienda a los filipenses a no sucumbir ante los apuros que la vida les imponen y que no caigan en angustia ante las preocupaciones cotidianas, que le roban la paz y la tranquilidad. Pablo aconseja: "Que nada los angustie".
El cristiano tiene algunas herramientas para superar esas miserias: la Oración confiada a Dios, que todo lo puede y para Él nada es imposible, en los momentos de angustia elevar súplicas, oraciones de acción de gracias por las bendiciones recibidas, dar gracias por los momentos de angustia, tribulación, enfermedad, etc. El apóstol nos muestra las clases de oraciones con que podemos dialogar con Dios y para tener intimidad con Él.
Quien confía en Dios, encomendando su vida, sus proyectos, angustias, entablando con Él un dialogo filial y un acercamiento mutuo y todo el que confía en el Señor recibirá un remanso de paz, tranquilidad, diferente a la que propone el mundo, porque la verdadera fuente de paz es Dios y su Hijo Jesucristo que es el príncipe de la paz
Jesús habla en parábola para que su interlocutor se interpele y tome su propia decisión de aceptar el reino de los Cielos. Jesús les habla a las autoridades judías y usa un lenguaje fuerte enraizada en la espiritualidad del A.T.
La parábola de los viñadores narra la fidelidad de Dios y nuestras infidelidades, su venida a nuestro y nuestro rechazo. La nuestra es una provocación sorda y continua, con una perversidad latente que solamente al final se expresa. El fragmento presenta el poder del hombre manifestado en la violencia destructiva y autodestructiva, y el de Dios que es amor, perdón y misericordia.
La muerte del Hijo cumple todo, tanto nuestra perversidad como su bondad, Dios se manifiesta como Dios para dar la vida por nosotros, en la muerte de Cristo obtenemos realmente la herencia, obtenemos el fruto que nos hace semejante a Dios.
El relato inicia con los cuidados que Dios tiene con su viña, manifestando su amor con hechos, para que comprendamos y podamos producir frutos de santidad para podernos configur con Él.
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