Lecturas del Domingo 28º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lectura del libro de Isaías 25,6-10a
El texto de Isaías nos presenta el banquete mesiánico que el Señor de los ejércitos preparará en lo alto de un monte en Jerusalén. Se trata de un festín espléndido, con manjares que satisfacen el apetito y sacian el hambre, dispuestos por el Señor para todos los pueblos, incluso para aquellos que todavía no han podido contemplar el rostro del Señor porque lo tenía cubierto.
Israel, su pueblo y su heredad, podrá expresar su gozo y su alegría porque su afligida y atormentada esperanza ha conseguido lo prometido. El Señor ha siso fiel a su Palabra, a pesar de la larga espera. Sin embargo, Moab, pertinaz en su soberbia, no participará del banquete.
Pablo utiliza en este texto términos como estrechez y abundancia, hartura y hambre, sobrar y faltar. Son palabras opuestas o contrarias, con la que se expresa la idea de totalidad. Así, dice: " A toda de estas cosas estoy acostumbrado" y añade que la iniciativa y la capacitación proceden de Cristo: " pues Cristo nos da fuerza". Dios es Todo y quien se sumerge en Él se sumerge en el Todo.
La vida en su totalidad, no excluye las adversidades. Los filipenses socorren a Pablo en los momentos de tribulación y colaboran con él. Pablo se lo agradece y dirá que la ayuda prestada ha sido una ofrenda de suave olor y sacrificio que Dios acepta con agrado. Dios no se deja ganar en generosidad. Atenderá cualquier necesidad de los filipenses, según su riqueza y conforme a su magnificencia por medio de Cristo Jesús. Pues: " A nuestro Dios y Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos amén.
La parábola es contada por Jesús en Jerusalén, antes de su pasión y muerte. El Reino de los Cielos, dice Jesús, se parece a un rey que organiza el banquete de bodas de su hijo. Cuando todo está listo, manda a unos de sus criados para que llamen a los invitados. Quizás quisiera subrayar que el rey ha confeccionado una lista de huéspedes que de, alguna manera, ostentan algún título para ser invitados. Está claro el reconocimiento y benevolencia concedido por el rey. La voluntad de los invitados no sólo de rechazo, algunos tienen intereses personales y no quieren perder el tiempo y otros tienen intenciones hostiles: maltratan y matan a los criados del rey. Estos últimos no sólo muestran indiferecias al rey, sino que actúan violentamente y a su vez reaccionan con dureza.
En la segunda parte de la parábola el rey actúa con una sensibilidad bien diferente a la mostrada con los primeros invitados. Amplia la invitación, extensiva a todos los que encuentren en el camino y los criados invitaron a buenos y a malos. La parábola desvela el corazón del Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia a justos e injustos. El banquete pierde el sentido elitista y la llamada adquiere a un alcance universal. La sala se llena de comensales.
Para comprender la tercera parte de la parábola, el rey que entra para ver a los comensales y encuentra a uno de ellos sin traje de boda, es necesario que en oriente, el anfitrión les proporcionaba habitualmente el traje de boda. Si éste es el caso, el invitado no ha aceptado la vestidura y ha entrado rechazando el gesto amigable del rey, imponiendo su presencia.
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. Lo ha dicho el Señor. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
Palabra de Dios
Sal 22, 1-6
R/. Habitaré en la casa del Señor
por años sin término
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4,12-14.19-20
Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,1-14
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»
Palabra del Señor
COMENTARIOS
Israel, su pueblo y su heredad, podrá expresar su gozo y su alegría porque su afligida y atormentada esperanza ha conseguido lo prometido. El Señor ha siso fiel a su Palabra, a pesar de la larga espera. Sin embargo, Moab, pertinaz en su soberbia, no participará del banquete.
Pablo utiliza en este texto términos como estrechez y abundancia, hartura y hambre, sobrar y faltar. Son palabras opuestas o contrarias, con la que se expresa la idea de totalidad. Así, dice: " A toda de estas cosas estoy acostumbrado" y añade que la iniciativa y la capacitación proceden de Cristo: " pues Cristo nos da fuerza". Dios es Todo y quien se sumerge en Él se sumerge en el Todo.
La vida en su totalidad, no excluye las adversidades. Los filipenses socorren a Pablo en los momentos de tribulación y colaboran con él. Pablo se lo agradece y dirá que la ayuda prestada ha sido una ofrenda de suave olor y sacrificio que Dios acepta con agrado. Dios no se deja ganar en generosidad. Atenderá cualquier necesidad de los filipenses, según su riqueza y conforme a su magnificencia por medio de Cristo Jesús. Pues: " A nuestro Dios y Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos amén.
La parábola es contada por Jesús en Jerusalén, antes de su pasión y muerte. El Reino de los Cielos, dice Jesús, se parece a un rey que organiza el banquete de bodas de su hijo. Cuando todo está listo, manda a unos de sus criados para que llamen a los invitados. Quizás quisiera subrayar que el rey ha confeccionado una lista de huéspedes que de, alguna manera, ostentan algún título para ser invitados. Está claro el reconocimiento y benevolencia concedido por el rey. La voluntad de los invitados no sólo de rechazo, algunos tienen intereses personales y no quieren perder el tiempo y otros tienen intenciones hostiles: maltratan y matan a los criados del rey. Estos últimos no sólo muestran indiferecias al rey, sino que actúan violentamente y a su vez reaccionan con dureza.
En la segunda parte de la parábola el rey actúa con una sensibilidad bien diferente a la mostrada con los primeros invitados. Amplia la invitación, extensiva a todos los que encuentren en el camino y los criados invitaron a buenos y a malos. La parábola desvela el corazón del Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia a justos e injustos. El banquete pierde el sentido elitista y la llamada adquiere a un alcance universal. La sala se llena de comensales.
Para comprender la tercera parte de la parábola, el rey que entra para ver a los comensales y encuentra a uno de ellos sin traje de boda, es necesario que en oriente, el anfitrión les proporcionaba habitualmente el traje de boda. Si éste es el caso, el invitado no ha aceptado la vestidura y ha entrado rechazando el gesto amigable del rey, imponiendo su presencia.
Comentarios
Publicar un comentario