Lecturas del Todos los Santos
Lectura del libro del Apocalipsis 7,2-4.9-14
1.- Para alabar y agradecer al Señor la merced que hizo a sus siervos, santificándolos en la tierra y coronándolos de gloria en el cielo.
2.- Para honrar en este día aun a los Santos de que no se hace fiesta particular durante el año.
3.- Para procurarnos mayores gracias multiplicando los intercesores.
4.- Para reparar en este día las faltas que en el transcurso del año hayamos cometido en las fiestas particulares de los Santos.
5.- Para animarnos más a la virtud con los ejemplos de tantos Santos de toda edad, sexo y condición, y con la memoria de la recompensa que gozan en el cielo.
Las bienaventuranzas son una colección de nueve expresiones que indican que la justicia anunciada por los profetas del A.T, alcanza a partir del Evangelio, la expresión de la solidaridad humana como camino que debe recorrer todo discípulo para alcanzar la salvación, en eso consiste la verdadera felicidad del hombre, en hacer de la misericordia nuestro distintivo de vida, como aparece en la mitad del discurso: bienaventurado los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.»
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.»
Palabra de Dios
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6
R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
Quién puede subir al monte del Señor?
Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3,1-3
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»
Palabra del Señor
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Origen de la celebración de todos los santos:
Durante la persecución de los cristianos por el emperador Diocleciano, hubo tantas muertes que no se podían conmemorar todas una por una ni santo por santo; tras lo cual surgió la necesidad de organizar una fiesta común que pudiera rememorar a todos.
Habría de esperar hasta principios del siglo VII para que todo ello tuviera lugar. Bonifacio III fue quien consiguió del emperador Focas un edicto por el cual concedió al patriarca de Constantinopla el título de "patriarca ecuménico" y reconociendo a Roma como cabeza de todas las Iglesias, no obstante en la disputa, Bonifacio III murió (12 de noviembre del año 607) a los nueve meses de pontificado, tras lo cual el 15 de agosto del 608 fue consagrado obispo de Roma un monje benedictino originario de los Abruzos, con el nombre de Bonifacio IV.
Con motivo de su elevación al solio pontificio, recibió un presente importante: el emperador Focas le regaló el Panteón ( templo de planta circular, coronado por una impresionante cúpula construido en el año 27 antes de Jesucristo por Agripa en honor de todos los dioses).
Bonifacio decidió al punto convertirlo en iglesia y, en el año 609, consagró el edificio a "Santa María de los Mártires", en memoria de todos los que habían derramado su sangre por dar testimonio del único Dios. Se instituyó entonces la fiesta de Todos los Santos.
La fiesta de Todos los Santos inicialmente se hacía en el mes de mayo, hasta que el Papa Gregorio III (731-741) la cambió al 1 de noviembre, fecha que ha venido celebrándose hasta nuestros días.
Habría de esperar hasta principios del siglo VII para que todo ello tuviera lugar. Bonifacio III fue quien consiguió del emperador Focas un edicto por el cual concedió al patriarca de Constantinopla el título de "patriarca ecuménico" y reconociendo a Roma como cabeza de todas las Iglesias, no obstante en la disputa, Bonifacio III murió (12 de noviembre del año 607) a los nueve meses de pontificado, tras lo cual el 15 de agosto del 608 fue consagrado obispo de Roma un monje benedictino originario de los Abruzos, con el nombre de Bonifacio IV.
Con motivo de su elevación al solio pontificio, recibió un presente importante: el emperador Focas le regaló el Panteón ( templo de planta circular, coronado por una impresionante cúpula construido en el año 27 antes de Jesucristo por Agripa en honor de todos los dioses).
Bonifacio decidió al punto convertirlo en iglesia y, en el año 609, consagró el edificio a "Santa María de los Mártires", en memoria de todos los que habían derramado su sangre por dar testimonio del único Dios. Se instituyó entonces la fiesta de Todos los Santos.
La fiesta de Todos los Santos inicialmente se hacía en el mes de mayo, hasta que el Papa Gregorio III (731-741) la cambió al 1 de noviembre, fecha que ha venido celebrándose hasta nuestros días.
La Iglesia ha instituido la Fiesta de Todos los santos por las siguientes razones:
1.- Para alabar y agradecer al Señor la merced que hizo a sus siervos, santificándolos en la tierra y coronándolos de gloria en el cielo.
2.- Para honrar en este día aun a los Santos de que no se hace fiesta particular durante el año.
3.- Para procurarnos mayores gracias multiplicando los intercesores.
4.- Para reparar en este día las faltas que en el transcurso del año hayamos cometido en las fiestas particulares de los Santos.
5.- Para animarnos más a la virtud con los ejemplos de tantos Santos de toda edad, sexo y condición, y con la memoria de la recompensa que gozan en el cielo.
Para la celebración de todos los santos, el Evangelio que se presenta son la bienaventuranzas, el Señor quiere manifestar a sus discípulos que el Reino de dios, no se puede quedar en las obras externas, como sanaciones, liberaciones, etc. sino que el mensaje de Dios implica un cambio de vida, un salirse de los parámetros de la ley para entrar en un proyecto donde lo imposible es posible, desde el amor de Dios.
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