Lecturas del Domingo 33º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Lectura del libro de los Proverbios 31,10-13.19-20.30-31
El libro de los proverbios, se evidencia las cualidades esenciales de la grandeza femenina, su trabajo como fuente de bienestar, la buena administradora, la caridad con los desvalidos y los indigentes, la prudencia al hablar sabia y amorosamente con todos. La mujer perfecta ama el hogar, difunde la felicidad y la irradia a los demás. El marido está gozoso con ella, encuentra sosiego y descanso y se beneficia de su apoyo y vigor. los hijos la elogian y la felicitan por su sabiduría e iniciativa. La esposa y madre, enriquece la personalidad del hombre, desarrollándola y haciéndola madurar.
El poema acaba con una alusión al temor de Dios, superior a la gracia natural y a la belleza, porque es la virtud espiritual que ilumina toda la vida de la mujer, madre y esposa.
El texto de Pablo expresa con imágenes el carácter imprevisible de la llegad del Señor y la necesidad de estar preparados y vigilantes. La venida del Señor es imprevista e imprevisible, llegará cuando menos se espera. Constantemente hay que estar despiertos y preparados ante cualquier eventualidad.
El apóstol resalta las características que asume la vigilancia del cristiano, expectante por la llegada del Señor. Esta actitud no es solo de orden intelectual, sino también moral. Pablo explica que significa vigilar: no durmamos como hacen los demás, sino vigilemos y vivamos sobriamente.
La sobriedad es la virtud que se abstiene de todo lo lo que nubla la mente y afige la conciencia y el corazón. Quien quiera mantener una actitud vigilante, decidir justamente en la vida, necesita equilibrio, mesura y libertad. Estar sin freno en la vida produce somnolencia, recorte la voluntad y genera superficialidad. El valor de la vida, dirá el apóstol, es la muerte y el encuentro con Jesucristo, el Señor. La resurrección de Cristo es la que da sentido a la muerte. El cristiano que se mantiene despierto y sobrio es hijo del día, desafía la noche caminando con alegría al encuentro del Señor que viene.
La parábola de los talentos narrada por Jesús a sus discípulos debe entenderse bien. Normalmente se piensa que los talentos son dotes o capacidades intelectuales que Dios nos da. Sin embargo, para Mateo son las ocasiones que nos ofrece la vida, las responsabilidades que estamos llamados a asumir, las tareas que nos han confiado.
El Señor hace tomar conciencia a su comunidad de la importancia de colocar al servicio de los demás, los talentos, que cada uno ha recibido de parte de Dios, los cuales se entregan de acuerdo con la responsabilidad y empeño personal, que superan todo pron´stico y medida que pueda calcular el hombre. Los regalos que se reciben no son propiedades individuales, sino que su razón de ser es la construcción y crecimiento y quien lo logra cumplir el Señor en su Palabra, lo elogia y lo bendice: "Servidor fiel y cumplidor", por su creatividad y empeño en construir una comunidad viva y veraz, pero con la misma vehemencia reprocha al administrador negligente, simplista y cómodo, quien esconde su talento para no hacer que avance la comunidad y se disponga a seguir y servir al Señor, en el rodtro de hermano,
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios
Sal 127,1-2.3.4-5
R/. Dichoso el que teme al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas, Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."»
Palabra del Señor
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El poema acaba con una alusión al temor de Dios, superior a la gracia natural y a la belleza, porque es la virtud espiritual que ilumina toda la vida de la mujer, madre y esposa.
El texto de Pablo expresa con imágenes el carácter imprevisible de la llegad del Señor y la necesidad de estar preparados y vigilantes. La venida del Señor es imprevista e imprevisible, llegará cuando menos se espera. Constantemente hay que estar despiertos y preparados ante cualquier eventualidad.
El apóstol resalta las características que asume la vigilancia del cristiano, expectante por la llegada del Señor. Esta actitud no es solo de orden intelectual, sino también moral. Pablo explica que significa vigilar: no durmamos como hacen los demás, sino vigilemos y vivamos sobriamente.
La sobriedad es la virtud que se abstiene de todo lo lo que nubla la mente y afige la conciencia y el corazón. Quien quiera mantener una actitud vigilante, decidir justamente en la vida, necesita equilibrio, mesura y libertad. Estar sin freno en la vida produce somnolencia, recorte la voluntad y genera superficialidad. El valor de la vida, dirá el apóstol, es la muerte y el encuentro con Jesucristo, el Señor. La resurrección de Cristo es la que da sentido a la muerte. El cristiano que se mantiene despierto y sobrio es hijo del día, desafía la noche caminando con alegría al encuentro del Señor que viene.
La parábola de los talentos narrada por Jesús a sus discípulos debe entenderse bien. Normalmente se piensa que los talentos son dotes o capacidades intelectuales que Dios nos da. Sin embargo, para Mateo son las ocasiones que nos ofrece la vida, las responsabilidades que estamos llamados a asumir, las tareas que nos han confiado.
El Señor hace tomar conciencia a su comunidad de la importancia de colocar al servicio de los demás, los talentos, que cada uno ha recibido de parte de Dios, los cuales se entregan de acuerdo con la responsabilidad y empeño personal, que superan todo pron´stico y medida que pueda calcular el hombre. Los regalos que se reciben no son propiedades individuales, sino que su razón de ser es la construcción y crecimiento y quien lo logra cumplir el Señor en su Palabra, lo elogia y lo bendice: "Servidor fiel y cumplidor", por su creatividad y empeño en construir una comunidad viva y veraz, pero con la misma vehemencia reprocha al administrador negligente, simplista y cómodo, quien esconde su talento para no hacer que avance la comunidad y se disponga a seguir y servir al Señor, en el rodtro de hermano,
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