Lecturas del Lunes 13 de noviembre. 32ª semana del Tiempo Ordinario

Comienzo del libro de la Sabiduría 1,1-7


Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios. La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.



Palabra de Dios


Sal 138,1-3a.3b-6.7-8.9-10


R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces; 
me conoces cuando me siento o me levanto, 
de lejos penetras mis pensamientos; 
distingues mi camino y mi descanso. R/.

Todas mis sendas te son familiares. 
No ha llegado la palabra a mi lengua, 
y ya, Señor, te la sabes toda. 
Me estrechas detrás y delante, 
me cubres con tu palma. 
Tanto saber me sobrepasa, 
es sublime, y no lo abarco. R/.

¿Adónde iré lejos de tu aliento, 
adónde escaparé de tu mirada? 
Si escalo el cielo, allí estás tú; 
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora, 
si emigro hasta el confín del mar, 
allí me alcanzará tu izquierda, 
me agarrará tu derecha. R/.


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Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,1-6


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»

Palabra del Señor

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El autor del libro de la Sabiduría, probablemente era un judío residente en Egipto, que escribía en griego hacía la mitad del siglo I a. C, se dirige a los reyes de la tierra y se dirige a todos cuanto pretenden participar del don de la sabiduría, una cualidad que se requiere en los gobernantes, pero que necesita todo el mundo para llevar una vida feliz.

El testo nos invita a que amemo la justicia, esto es difícil de entender, porque en el sentido de la justicia está la vida, el camino torcido conduce a la muerte. Sabio es  el justo, el impío es necio. Dios y la sabiduría, la necedad y la injusticia se rechazan, se expulsan recíprocamente.

Se describen algunas características de los necios: no creer, poner a prueba a Dios y conducen a los necios a la muerte. La sabiduría es un espíritu que ama al hombre. Bien lo sabe Dios, que por haber plasmado el corazón del hombre, es testigo veraz de los pensamientos de su corazón y de las palabras de su boca, pues Él tiene conocimiento de cuanto dice y es el único que está en condiciones de cuanto se dice y es el único que puede guiarnos por el camino de la vida.

Aunque es latente al interior de la comunidad discipular la incitación del pecado, sin embargo no puede permear la dinámica y comportamiento de los discípulos, de ahí la permanente insistencia del Señor para estar en constante actitud de perdón, " Y si siete veces al día peca contra ti y las siete veces vuelve a decirte: lo siento, le perdonarás". El ejercicio del perdón es expresión de la fe, que como semilla de mostaza, tiene su dinámica interna de crecimiento, que se manifiesta en el gran fruto de  la reconciliación. No obrar de esa manera, induce al escándalo a los más pequeños, que inicialmente se refiere a los niños, pero también implica a aquellos que comienzan su caminar en la comunidad.                                                                       



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