Lecturas del Sábado 11 de noviembre. 31ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16,3-9.16.22-27
La característica de las cartas de San Pablo es el saludo en la conclusión, a las personas con las que mantiene alguna relación, de afecto, de colaboración en el apostolado, de comunidad, de estirpe y de suerte. En esta carta a los romanos, se nombra a Prisca y Aquila, matrimonio que hospedó a Pablo en Corinto y más tarde en Efeso. En los saludos aparece en Cristo y a través de Cristo, así como el recuerdo de lo que ha originado el vínculo con el apóstol. Es digno de señalar el saludo que une a toda la iglesia de Cristo y símbolo de solidaridad, el beso santo, tal vez es un gesto litúrgico, que los creyentes están invitados a intercambiar. De Cristo brota y por él se mantiene la nueva fraternidad, que penetra también la sencillez de las relaciones cotidianas.
El fragmento concluye con un canto de alabanza a Dios, centrada en el misterio del proyecto divino de salvación que, subsistiendo en el silencio de la eternidad, fue preanunciado por la Escritura y plenamente revelado por Cristo.
Es Dios quien confirma a los creyentes en la fe y rige con sabiduría el universo, a él sea elevada la alabanza a través de Jesucristo.
El planeamiento de Jesús en el Evangelio, no es una censura contra la administración económica de las personas, como muchas veces se pensó, sino que es una interpelación, para que los discípulos no caigan en la idolatría, pues riqueza en griego, equivale a mamonas, en hebreo, es una de las deidades del mundo antiguo, por eso la advertencia de no poder servir a dos señores. El dinero no está para el placer y el alejamiento de Dios, sino que se debe colocar en función de los amigos en su momento de necesidad, como expresión de generosidad y fidelidad, en la administración de los bienes que Dios nos concede, porque ël explora y conoce la intencionalidad de nuestra interioridad el corazón.
Saludos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra de Cristo Jesús; por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo sólo quien les está agradecido, también todas las Iglesias del mundo pagano. Saludad a la Iglesia que reúne en su casa. Saludos a mi querido Epéneto, el primero convertido de Cristo en Asia. Saludos a María, que ha trabajado mucho por vosotros. Saludos a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo. Saludos a Ampliato, mi amigo en el Señor. Saludos a Urbano, colaborador mío en la obra de Cristo y a mi querido Estaquis. Saludaos unos a otros con el beso santo. Todas las iglesias de Cristo os saludan. Yo, Tercio, que escribo la carta, os mando un saludo cristiano. Os saluda Gayo, que me hospeda, y toda esta Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto. Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús –revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en la Sagrada Escritura, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe–, al Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Sal 144
R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi Rey
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta sus hazañas;
alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.
Que todas las criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16,9-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: «Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.»
Palabra del Señor
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El fragmento concluye con un canto de alabanza a Dios, centrada en el misterio del proyecto divino de salvación que, subsistiendo en el silencio de la eternidad, fue preanunciado por la Escritura y plenamente revelado por Cristo.
Es Dios quien confirma a los creyentes en la fe y rige con sabiduría el universo, a él sea elevada la alabanza a través de Jesucristo.
El planeamiento de Jesús en el Evangelio, no es una censura contra la administración económica de las personas, como muchas veces se pensó, sino que es una interpelación, para que los discípulos no caigan en la idolatría, pues riqueza en griego, equivale a mamonas, en hebreo, es una de las deidades del mundo antiguo, por eso la advertencia de no poder servir a dos señores. El dinero no está para el placer y el alejamiento de Dios, sino que se debe colocar en función de los amigos en su momento de necesidad, como expresión de generosidad y fidelidad, en la administración de los bienes que Dios nos concede, porque ël explora y conoce la intencionalidad de nuestra interioridad el corazón.
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