Lecturas del 19 de Diciembre. Feria de Adviento
Lectura del libro de los Jueces 13,2-7.24-25a
El anuncio del nacimiento de Sansón se ajusta al género literario clásico de las anunciaciones bíblicas para celebrar el origen de los grandes personajes de la historia. El modelo tiene las características esenciales siguientes, que siempre se repite, la elección divina recae en personajes humildes de corazón débiles como en el caso de la esterilidad de la madre de Sansón y la edad avanzada del padre; el niño anunciado como don de Dios, desempeñará una misión salvadora a favor del pueblo, comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos, las condiciones requeridas al elegido por parte de Dios son la plena colaboración con él en la gozosa sencillez y la total fidelidad a su proyecto amoroso: "No bebas vino ni bebidas alcohólicas, ni comas nada impuro". Estos elementos presentes en la mujer de Sorá " que no había tenido hijos", de su marido Manoaj y del hijo Sansón, "nazir consagrado a Dios", bendito del Señor y lleno del Espíritu, serán los mismos elementos que se realizarán plenamente en el acontecimiento salvífico del futuro redentor; así, el texto de jueces se convierte en profecía del nacimiento del Bautista y del nacimiento del Mesías.
El anuncio del nacimiento de Juan Bautista que nos ofrece Lucas, es rico en detalles significativos a nivel teológico y aparecen múltiples contactos con escenas similares del A.T, donde se narra el nacimiento de personajes que ocupan un puesto importante en el designio del Señor.
El anuncio prodigioso del nacimiento de Juan el Bautista, está construido en contraste con el anuncio del nacimiento de Jesús, que el ángel Gabriel hará a María. Aquí tenemos la aparición en el marco grandioso del templo de Jerusalén, en el de Jesús en la sencilla casa de Nazaret, en el texto aparece la incredulidad de Zacarías, allí la fe de María, aquí el nacimiento del precursor de una mujer casada pero estéril, allí el nacimiento del Mesías de una virgen; aquí el Bautista se llena de Espíritu Santo en el vientre de su madre y muchos se alegrarán con su nacimiento, allí Jesús será concebido por obra del Espíritu Santo y no todos se alegrarán de su nacimiento; aquí Zacarías como signo quedará mudo, allí María, escuchará el anuncio gozoso de la maternidad de la boca de su pariente Isabel. Al llegar la plenitud de los tiempos de la salvación sólo queda espacio para la fe sencilla y la acogida de la Palabra de Dios.
En aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
«Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».
La mujer dijo al esposo:
«Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso de nombre Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.
Palabra de Dios
Sal 70,3-4a.5-6ab.16-17
R/. Que se llene mi boca de tu alabanza,
y así cantaré tu gloria.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,5-25
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».
Palabra del Señor
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El anuncio del nacimiento de Juan Bautista que nos ofrece Lucas, es rico en detalles significativos a nivel teológico y aparecen múltiples contactos con escenas similares del A.T, donde se narra el nacimiento de personajes que ocupan un puesto importante en el designio del Señor.
El anuncio prodigioso del nacimiento de Juan el Bautista, está construido en contraste con el anuncio del nacimiento de Jesús, que el ángel Gabriel hará a María. Aquí tenemos la aparición en el marco grandioso del templo de Jerusalén, en el de Jesús en la sencilla casa de Nazaret, en el texto aparece la incredulidad de Zacarías, allí la fe de María, aquí el nacimiento del precursor de una mujer casada pero estéril, allí el nacimiento del Mesías de una virgen; aquí el Bautista se llena de Espíritu Santo en el vientre de su madre y muchos se alegrarán con su nacimiento, allí Jesús será concebido por obra del Espíritu Santo y no todos se alegrarán de su nacimiento; aquí Zacarías como signo quedará mudo, allí María, escuchará el anuncio gozoso de la maternidad de la boca de su pariente Isabel. Al llegar la plenitud de los tiempos de la salvación sólo queda espacio para la fe sencilla y la acogida de la Palabra de Dios.
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