Lecturas del Viernes 15 de diciembre. 2ª semana de Adviento
Lectura del libro de Isaías 48,17-19
El segundo Isaías se concentra en la revelación del Señor como Dios de Israel ofreciendo una especie de rosario de los nombre de Dios. Además de redentor, aparece aquí el título Santo de Israel, expresión que cita siete veces, siempre para definir al Dios de Israel que rescata a su pueblo. La acción salvífica que manifiesta la santidad divina se realiza también en adoctrinar íntimamente el corazón del pueblo, para que pueda seguir el camino de la alianza y para que logre conocer el designio amoroso, salvador, gratuito de Dios con la humanidad, con vistas a su realización creó el mundo.
Esta realidad lleva al profeta a hacer una especie de balance de la historia pasada de la alianza, como tiempo en el que la falta de escucha de la Palabra divina y la trasgresión de su ley de vida han arrastrado a Israel lejos de la prosperidad de las promesas incluidas en la alianza. Pero ahora Dios da nuevamente su Palabra eficaz para que obedeciéndola produzca efectos profundos y duraderos, llevando a Israel a vivir en la justicia derramada por Dios al pueblo, garantizando el cumplimiento de la promesa hecha a los Padres.
Mateo nos transmite un dicho de Jesús acerca de la radical incapacidad de sus contemporáneos a aceptar la bondad del tiempo presente, porque no están dispuestos a desear nada que sea realmente diverso. Son como niños que no entran al juego, que ni saben lamentarse ni divertirse. La parábola presenta dos grupos de niños en conflictos entre ellos, porque el segundo grupo ha perdido interés en el juego, incluso antes de haberlo comenzado. La doble reacción de los contemporáneos con el Bautista y con Jesús, su mala voluntad manifiesta, les asemeja a los niños caprichosos de la parábola.
En Mateo la sentencia final ofrece una respuesta a esa reacción contrapuesta de los estilos de devoción, el estilo sabio de Dios ha sido reconocido justamente por los que se toman seriamente en consideración su modo de actuar; Jesús es la sabiduría de Dios, la cual se manifiesta en sus obras. En definitiva, pretende sacudir la conciencias de sus oyentes para disponerlos a acoger la hora desconocida de Dios. Sus palabras sobre el Bautista concluyen con una llamada a la comprensión de fe, equivalente a una decisión del proyecto salvífico de Dios, en sintonía con su modo de actuar y revelarse en la historia.
Esto dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».
Palabra de Dios
Sal 1,1-2.3.4.6
R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Palabra del Señor
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Esta realidad lleva al profeta a hacer una especie de balance de la historia pasada de la alianza, como tiempo en el que la falta de escucha de la Palabra divina y la trasgresión de su ley de vida han arrastrado a Israel lejos de la prosperidad de las promesas incluidas en la alianza. Pero ahora Dios da nuevamente su Palabra eficaz para que obedeciéndola produzca efectos profundos y duraderos, llevando a Israel a vivir en la justicia derramada por Dios al pueblo, garantizando el cumplimiento de la promesa hecha a los Padres.
Mateo nos transmite un dicho de Jesús acerca de la radical incapacidad de sus contemporáneos a aceptar la bondad del tiempo presente, porque no están dispuestos a desear nada que sea realmente diverso. Son como niños que no entran al juego, que ni saben lamentarse ni divertirse. La parábola presenta dos grupos de niños en conflictos entre ellos, porque el segundo grupo ha perdido interés en el juego, incluso antes de haberlo comenzado. La doble reacción de los contemporáneos con el Bautista y con Jesús, su mala voluntad manifiesta, les asemeja a los niños caprichosos de la parábola.
En Mateo la sentencia final ofrece una respuesta a esa reacción contrapuesta de los estilos de devoción, el estilo sabio de Dios ha sido reconocido justamente por los que se toman seriamente en consideración su modo de actuar; Jesús es la sabiduría de Dios, la cual se manifiesta en sus obras. En definitiva, pretende sacudir la conciencias de sus oyentes para disponerlos a acoger la hora desconocida de Dios. Sus palabras sobre el Bautista concluyen con una llamada a la comprensión de fe, equivalente a una decisión del proyecto salvífico de Dios, en sintonía con su modo de actuar y revelarse en la historia.
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