Lecturas del Domingo 5º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Lectura del libro de Job 7,1-4.6-7
El problema del mal, el dolor ha puesto al hombre en crisis desde siempre, se trata de un problema que somete la fe a una dura prueba. Su impacto resulta todavía más escandaloso cuando la fe invoca la ley de la retribución( castigo o recompensa) , como sostienen los amigos de Job. Al responderles, Job recuerda que el dolor aparece en la crisis como castigo por el pecado,la fatiga aparece como utensilio necesario del trabajo servil del hombre; la muerte, como desenlace liberador de los días que corren más que lanzadera y sin esperanza.
Job se niega a concebir a Dios siguiendo la lógica de pensamiento humano, de racionalidad meritocrática, Dios no es ni puede ser así. Job llega a pedirle a Dios que se revele, que se anuncie como presente incluso allí donde parecía faltar los signos de su bendición. No le pide que le explique su incomprensible lógica, sino que le haga sentir su proximidad, para él sería meses de desengaño, pretender enfrentar una lógica divina que la debilidad humana no puede comprender. Pese a estar atormentado por la noche, que se le hace interminable y las pesadillas que le acosan hasta el amanecer, consigue intuir que un Dios más misterioso, una lógica divina, se aproxima al hombre..
Pablo trata el problema de si podían comer los cristianos la carne sacrificada a los ídolos y vendida después en los mercados de la ciudad. El apóstol, partiendo de la base de la inexistencia de los ídolos, deduce la legitimidad de tal comportamiento, sin embargo, este punto de vista debe responder a las exigencias de la caridad, respetar la conciencia de los débiles, es decir, de los que se escandalizarían de esto por interpretar semejante comportamiento como idolatría. Pablo exhorta a los fuertes que renuncien al derecho de comer los idolotitos(sacrificio que se ofrece a un ídolo) por respeto al camino de la fe de los débiles.
Pablo toma un ejemplo de su propio ministerio, como apóstol hubiera podido gozar del derecho a ser mantenido por la comunidad, pero ha renunciado a ellos movido precisamente por su caridad, para con los corintios. Él quería favorecer su adhesión al Evangelio, evitando de cualquier manera la posibilidad de ser confundido con alguno de los muchos predicadores asalariados. En consecuencia, ahora puede pedir a los corintios que muestren, respeto a sus hermanos más débiles, la misma caridad que él uso antes con ellos, porque la caridad edifica
Anunciar el Evangelio es una obligación para todos aquellos que han tenido un verdadero encuentro con el Señor y es una urgencia de la propia caridad. La caridad de la predicación es resultado de la libre decisión del que es llamado, pero también de la necesidad de responder de manera adecuada a la vocación divina. Pablo afirma que se ha hecho libremente siervo a causa del Evangelio, por lo tanto, renuncia al derecho de obtener recompensa por su empeño apostólico, porque es un esclavo del Evangelio y el esclavo se le exige que trabaje sin una verdadera paga. Por no exige una recompensa económica a los fieles. Para él es premio suficiente haber sido tomado para el servicio del Evangelio.
El Evangelio está formado por tres pequeñas perícopas, la jornada de Cafarnaún, la jornada tipo, de la misión de Jesús en Galilea, están enmarcado en escenarios opuestos, por una parte, está el interior de una casa, morada por la suegra de Pedro, por otra, está el desierto, el lugar de la soledad, de la ausencia, aunque también del diálogo con el Padre.
El rasgo sobresaliente en el relato de la curación de la suegra de Pedro consiste en la construcción, bastante extraña, de esta fase: "Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. La fiebre le desapareció (v. 31). Para Marcos la enfermedad y la muerte manifiestan el imperio del demonio y toda curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal, un anticipo de la fuerza de la resurrección (la levantó). La mujer que es liberad de la fiebre, se levanta para servir a Jesús y a los discípulos. Jesús libera, cura, resucita, es para hacer al hombre capaz de servir y de hacerlo de una manera duradera.
Viene después un resumen de las curaciones realizadas por Jesús al final del reposo sabático, junto a la puerta de la ciudad de Cafarnaún. Aquí aparece el llamado secreto mesiánico, mediante el que Jesús impone la consigna del silencio sobre su persona a los demonios, a los beneficiarios de milagros y a los mismos discípulos. La obligación de guardar silencio tiene un doble motivo, evitar los fáciles entusiasmos y los malentendidos que se originan cuando los testigos no están guiados por una fe verdadera y a ayudar a comprender que el misterio del poder del Hijo de Dios se esconde en la debilidad de la cruz, máximo secreto mesiánico, pero también cima de la revelación.
Por último la oración de Jesús por la noche en un lugar desierto. No se conoce el contenido de la oración, pero está claro que la oración es una fortaleza en la actividad de Jesús y precisamente gracias a ella consigue adherirse a la difícil voluntad de Dios, sustrayéndose a la tentación de la búsqueda entusiasta de las muchedumbres y de los propios discípulos. Cuando Jesús le dice a Pedro, vamos a otra parte, quiere abandonar el modelo rabínico, donde el maestro permanecía en un mismo lugar, tenía una sede fija, para convertirse en un predicador itinerante, próximo al modelo de los profetas.
Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»
Palabra de Dios
Sal 146,1-2.3-4.5-6
R/. Alabad al Señor,
que sana los corazones destrozados
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9,16-19.22-23
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.
Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor
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Job se niega a concebir a Dios siguiendo la lógica de pensamiento humano, de racionalidad meritocrática, Dios no es ni puede ser así. Job llega a pedirle a Dios que se revele, que se anuncie como presente incluso allí donde parecía faltar los signos de su bendición. No le pide que le explique su incomprensible lógica, sino que le haga sentir su proximidad, para él sería meses de desengaño, pretender enfrentar una lógica divina que la debilidad humana no puede comprender. Pese a estar atormentado por la noche, que se le hace interminable y las pesadillas que le acosan hasta el amanecer, consigue intuir que un Dios más misterioso, una lógica divina, se aproxima al hombre..
Pablo trata el problema de si podían comer los cristianos la carne sacrificada a los ídolos y vendida después en los mercados de la ciudad. El apóstol, partiendo de la base de la inexistencia de los ídolos, deduce la legitimidad de tal comportamiento, sin embargo, este punto de vista debe responder a las exigencias de la caridad, respetar la conciencia de los débiles, es decir, de los que se escandalizarían de esto por interpretar semejante comportamiento como idolatría. Pablo exhorta a los fuertes que renuncien al derecho de comer los idolotitos(sacrificio que se ofrece a un ídolo) por respeto al camino de la fe de los débiles.
Pablo toma un ejemplo de su propio ministerio, como apóstol hubiera podido gozar del derecho a ser mantenido por la comunidad, pero ha renunciado a ellos movido precisamente por su caridad, para con los corintios. Él quería favorecer su adhesión al Evangelio, evitando de cualquier manera la posibilidad de ser confundido con alguno de los muchos predicadores asalariados. En consecuencia, ahora puede pedir a los corintios que muestren, respeto a sus hermanos más débiles, la misma caridad que él uso antes con ellos, porque la caridad edifica
Anunciar el Evangelio es una obligación para todos aquellos que han tenido un verdadero encuentro con el Señor y es una urgencia de la propia caridad. La caridad de la predicación es resultado de la libre decisión del que es llamado, pero también de la necesidad de responder de manera adecuada a la vocación divina. Pablo afirma que se ha hecho libremente siervo a causa del Evangelio, por lo tanto, renuncia al derecho de obtener recompensa por su empeño apostólico, porque es un esclavo del Evangelio y el esclavo se le exige que trabaje sin una verdadera paga. Por no exige una recompensa económica a los fieles. Para él es premio suficiente haber sido tomado para el servicio del Evangelio.
El Evangelio está formado por tres pequeñas perícopas, la jornada de Cafarnaún, la jornada tipo, de la misión de Jesús en Galilea, están enmarcado en escenarios opuestos, por una parte, está el interior de una casa, morada por la suegra de Pedro, por otra, está el desierto, el lugar de la soledad, de la ausencia, aunque también del diálogo con el Padre.
El rasgo sobresaliente en el relato de la curación de la suegra de Pedro consiste en la construcción, bastante extraña, de esta fase: "Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. La fiebre le desapareció (v. 31). Para Marcos la enfermedad y la muerte manifiestan el imperio del demonio y toda curación es una victoria mesiánica contra las fuerzas del mal, un anticipo de la fuerza de la resurrección (la levantó). La mujer que es liberad de la fiebre, se levanta para servir a Jesús y a los discípulos. Jesús libera, cura, resucita, es para hacer al hombre capaz de servir y de hacerlo de una manera duradera.
Viene después un resumen de las curaciones realizadas por Jesús al final del reposo sabático, junto a la puerta de la ciudad de Cafarnaún. Aquí aparece el llamado secreto mesiánico, mediante el que Jesús impone la consigna del silencio sobre su persona a los demonios, a los beneficiarios de milagros y a los mismos discípulos. La obligación de guardar silencio tiene un doble motivo, evitar los fáciles entusiasmos y los malentendidos que se originan cuando los testigos no están guiados por una fe verdadera y a ayudar a comprender que el misterio del poder del Hijo de Dios se esconde en la debilidad de la cruz, máximo secreto mesiánico, pero también cima de la revelación.
Por último la oración de Jesús por la noche en un lugar desierto. No se conoce el contenido de la oración, pero está claro que la oración es una fortaleza en la actividad de Jesús y precisamente gracias a ella consigue adherirse a la difícil voluntad de Dios, sustrayéndose a la tentación de la búsqueda entusiasta de las muchedumbres y de los propios discípulos. Cuando Jesús le dice a Pedro, vamos a otra parte, quiere abandonar el modelo rabínico, donde el maestro permanecía en un mismo lugar, tenía una sede fija, para convertirse en un predicador itinerante, próximo al modelo de los profetas.
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