Lecturas del Jueves 1 de febrero. 4ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura del primer libro de los Reyes 2,1-4.10-12
El primer libro de los Reyes narra la muerte de David como la muerte de los antiguos patriarcas de Israel, David se adormeció con sus padres. Es el signo de que David, a pesar de sus errores y de sus pecados, caminó por los senderos del Señor.
Salomón le sucedió en el trono y llevó el reino de Israel a su máximo esplendor. El compromiso principal que debe asumir Salomón es seguir la Ley del Señor, entregada a Moisés en el Sinaí, que son estatutos, mandamientos, preceptos, dictámenes y normas. No se trata sólo de los Diez Mandamientos, sino también de las disposiciones contenidas en los códigos del Pentateuco y de los preceptos rituales que, poco a poco, fueron enriqueciendo la legislación de Israel. La Ley vincula al rey del mismo modo que a todos los demás, con esta diferencia respecto a las otras teocracias de la antigüedad, en Israel, el rey es un hombre y no una divinidad.
En el Evangelio Jesús envía a misión a los Doce, dándole poder de expulsar a los espíritus inmundos.
Se pueden distinguir tres pasajes: primero, Jesús da disposiciones sobre el estilo de vida, los enviados no deben llevar provisiones consigo, porque solo podrán contar con la generosidad de aquellos a quienes se dirijan. En el segundo pasaje, el mandato precisa el método de la predicación, quedarse en la casa que los reciba, pero abandonarla sin añoranza si no les escuchan. Por último, al mandato de Jesús le sigue la ejecución, los discípulos parten, predican la conversión y su obra de exorcismo y de curación resulta eficaz.
Esta narración, en su sencillez, sigue su desarrollo lógico. La reducción de la vida a lo esencial, apoyada en una absoluta confianza en el Señor, es condición para poder estar por completo al servicio de la Palabra. La predicación de la Palabra de la verdad y la conformidad con sus distámenes son, a su vez, dos condiciones para la eficacia de la actividad apostólica.
Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: «Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: "Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel."»
David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.
Palabra de Dios
1Cro 29,10.11ab.11d-12a.12bcd
R/. Tú eres Señor del universo
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R/.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R/.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor
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Salomón le sucedió en el trono y llevó el reino de Israel a su máximo esplendor. El compromiso principal que debe asumir Salomón es seguir la Ley del Señor, entregada a Moisés en el Sinaí, que son estatutos, mandamientos, preceptos, dictámenes y normas. No se trata sólo de los Diez Mandamientos, sino también de las disposiciones contenidas en los códigos del Pentateuco y de los preceptos rituales que, poco a poco, fueron enriqueciendo la legislación de Israel. La Ley vincula al rey del mismo modo que a todos los demás, con esta diferencia respecto a las otras teocracias de la antigüedad, en Israel, el rey es un hombre y no una divinidad.
En el Evangelio Jesús envía a misión a los Doce, dándole poder de expulsar a los espíritus inmundos.
Se pueden distinguir tres pasajes: primero, Jesús da disposiciones sobre el estilo de vida, los enviados no deben llevar provisiones consigo, porque solo podrán contar con la generosidad de aquellos a quienes se dirijan. En el segundo pasaje, el mandato precisa el método de la predicación, quedarse en la casa que los reciba, pero abandonarla sin añoranza si no les escuchan. Por último, al mandato de Jesús le sigue la ejecución, los discípulos parten, predican la conversión y su obra de exorcismo y de curación resulta eficaz.
Esta narración, en su sencillez, sigue su desarrollo lógico. La reducción de la vida a lo esencial, apoyada en una absoluta confianza en el Señor, es condición para poder estar por completo al servicio de la Palabra. La predicación de la Palabra de la verdad y la conformidad con sus distámenes son, a su vez, dos condiciones para la eficacia de la actividad apostólica.
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