Lecturas del Martes 16 de enero. 2ª semana del Tiempo Ordinario

Lectura del primer libro de Samuel 16,1-13


En aquellos dias, el Señor dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»
Samuel contestó: «¿Cómo voy a ir? Si se entera Saúl, me mata.»
El Señor le dijo: «Llevas una novilla y dices que vas a hacer un sacrificio al Señor. Convidas a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que tienes que hacer; me ungirás al que yo te diga.»
Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo fueron ansiosos a su encuentro: «¿Vienes en son de paz?»
Respondió: «Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.»
Purificó a Jesé y a sus hijos y los convidó al sacrificio. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.» 
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a Samá; y Samuel le dijo: «Tampoco a éste lo ha elegido el Señor.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.» 
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.» 
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo. 
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espiritu del Señor, y estuvo con él en adelante. Samuel emprendió la vuelta a Ramá.



Palabra de Dios



Sal 88,20.21-22.27-28


R/. Encontré a David, mi siervo

Un dia hablaste en visión a tus amigos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.» R/.

«Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso.» R/.

«Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y yo lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.» R/.



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Lectura del santo evangelio según san Marcos 2,23-28


Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. 
Los fariseos le dijeron: «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?»
Él les respondió: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros.»
Y añadió: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado.»

Palabra del Señor

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Samuel afligido por el fin miserable de Saúl, representa al hombre desalentado que añora el pasado y se deja dominar por el abatimiento. Dios le anima y emprende con él una nueva historia. El profeta, de manera semejante a Abrahán, debe partir sin saber a donde va, mostrándose disponible a las indicaciones de la voluntad de Dios que se manifiesten. El Señor no nos rechaza ni nos vuelve la espalda.

Dios actúa con absoluta libertad, suscitando sorpresa. Solo Él conoce el corazón de los hombres y los valora con verdad. Él actúa a través de personas desventajadas, por motivos sociales, culturales e incluso por motivos morales.

David será ungido rey de Hebrón por las gentes de Judá y más tarde por los ancianos de Israel. Toda la familia asiste a la ceremonia. Obedeciendo las órdenes de Dios, tomó Samuel el cuerno de óleo y marchó a Belén. La visita inesperada de Samuel sembró el pánico en la pequeña ciudad, que temía el anuncio de algún castigo. por eso preguntan los ancianos: Tu llegada es para bien? o ¿Es pacifica tu llegada?. Ordena Samuel que se purifiquen para poder tomar parte en el sacrificio, lavando o cambiando sus vestidos y absteniéndose del contacto con mujeres.   Tuvo especial interés en que se santificara Jesé y sus hijos, quizás se hospedó Samuel en su casa, en donde se desarrolló la escena de la unción.

En la intimidad de la familia, david fue ungido rey, cuya dignidad asumiría a la muerte de Saúl. Al momento recibió la gracia de estado, necesaria para cumplir los deberes de la realeza.

En el Evangelio se resalta la autoridad definitiva de Jesús, Él crea un nuevo estilo de vida con sus discípulos, por sus hechos y palabras, demuestra ser correcto y superior al de los fariseos. Él no suspende la celebración del sábado, sino que la libera de una sobrecargada interpretación legalista. El seguimiento de Jesús trae consigo un nuevo comportamiento que le da siempre la primacía al mandamiento del amor, junto con Él, los discípulos superan las prescripciones sabáticas rebuscadas.

Quien ajusta su vida al ejemplo de Jesús y práctica la libertad evangélica, tendrá que experimentar críticas como la de los fariseos por arrancar espigas el sábado. En definitiva, los celosos observantes de la Ley, se comportan  exagerando las interpretaciones de la Escritura.

Jesús argumenta con un pasaje bíblico sobre el ejemplo de  David y rechaza sus objeciones. Él prueba que su autoridad se fundamenta en la Escritura, es más grande que la de David y conduce a la liberación de las opresiones que los mismos hombres han creado, a veces con pretextos religiosos.

La finalidad última de la Ley es el hombre. La autoridad y el ejemplo de Jesús rechazan toda deformación de las normas religiosas y orienta la futura práctica de los creyentes.   
                                     

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