Lecturas del Miércoles 21 de marzo. 5ª semana de Cuaresma


Lectura de la profecía de Daniel 3,14-20.91-92.95


En aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:
«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?».
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor:
«A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».
Le respondieron:
«Así es, majestad».
Preguntó:
«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino».
Nabucodonosor, entonces, dijo:
«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».



Palabra de Dios

Dn 3,52.53.54.55.56


R/. A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas
los abismos. R/.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.



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Lectura del santo evangelio según san Juan 8,31-42


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Palabra del Señor

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Los tres jóvenes hebreos, salen ilesos del horno ardiente debido a la fe inquebrantable hacía Dios único y verdadero. Esta fe se contrapone a los ídolos del politeísmo, ya que en Babilonia en el tiempo del rey Nabucodonosor o el judaico había erigido una estatua a Zeus Olimpo, precisamente en el altar del templo de Jerusalén.

Yahvé es el Dios de la vida y servirle es optar por la verdadera vida aun cuando ello conlleve al sufrimiento o incluso al martirio. Este testimonio hace perfectamente válida la fe de los que ponen toda su confianza en Dios y es el mejor modo de hacerlo conocer y reconocer por los mismos perseguidores.

La solemnidad del relato resalta la superioridad  de Yahvé, aunque falte el culto, Yahvé es y serpa el único Dios, ante el cual es vanidad aún más grandiosa que las pompas de los cultos idolátricos.

Los judíos se vanagloriaban de ser descendientes de Abraham, por consiguiente,       libres, Jesús hace una serie de puntualizaciones sobre el tema de la fe y el discipulado, de la libertad y el gozo de la intimidad familiar, de la filiación y la paternidad.

Jesús proclama su divinidad, mientras la terquedad de sus adversarios desemboca en una tentativa de    lapidarlo,  evidente confirmación de su esclavitud al pecado, porque son hijo del que del que era homicida desde el principio.

La fe llevó a Abraham a fiarse de la palabra que libera de la esclavitud del pecado. La fe en el Hijo debe llevar a los discípulos a permanecer en Él, Palabra de Padre, como hijos libres que permanecen siempre en la casa paterna. Quien obra de otro modo manifiesta inequívocamente tener otro origen, intenciones perversas y esclavitud, aunque ignore o no quiera admitirlo. 

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