Lecturas del Miércoles 7 de marzo. 3ª semana de Cuaresma
Lectura del libro del Deuteronomio 4,1.5-9
Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».
Palabra de Dios
Sal 147,12-13.15-16.19-20
R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
Palabra del Señor
COMENTARIOS
Moisés habla a Israel recordándole la historia para subrayar la fidelidad de Dios con su pueblo. Moisés le pide al pueblo una respuesta que manifieste absoluta fidelidad a Dios, que se traduzca en la práctica de las leyes y normas que, por orden del Señor; enseñó Moisés de acuerdo con lo que él mismo aprendió. Éstas no constituyen sólo una condición para entrar en posesión de la tierra, sino también y sobre todo una tarea concreta a cumplir, una vocación, un estilo de vida inspirado en dichas ordenanzas hará a Israel objeto de estima y admiración de otros pueblos, que apreciarán la sabiduría superior y podrán reconocer la proximidad extraordinaria de su Dios, Israel se convertirá así, en medio de las naciones, en testimonio del Dios vivo y verdadero, que ama al hombre y se hace presente cuando se invoca su nombre, revelado a Moisés. La lealtad a Dios se manifiesta en una serie de acciones expresadas en los mandamientos. No hay que entender los mandamientos como simples prohibiciones, sino como respuesta de amor. Y como se basan en anteriores beneficios de Dios, para poder practicarlos libremente es indispensable recordar la historia de salvación, traer a la memoria las obras del Señor ayuda al pueblo a crecer en gratitud a Dios y en la observancia de sus leyes de generación en generación
La persona y las enseñanzas de Jesús desconciertan a sus contemporáneos y constituye una novedad radical. El Evangelio de Mateo está dirigido a la comunidad judeocristiana, presenta a Jesús como el nuevo Moisés que promulga en el monte la nueva Ley, las bienaventuranzas. Pero no por ello quedan abolidas la Ley y los profetas, más bien, llegan a su plenitud en Cristo.
El mismo Jesús manifiesta un gran aprecio de la Torah, que a lo largo de los siglos prepara a Israel para una vida en comunión con Dios. Esta comunión se nos concede ahora, por gracia, en plenitud, en Jesús Dios se hace Emmanuel, Dios con nosotros. Los antiguos preceptos en su plenitud, en Cristo, permanecerán como norma perenne. Jesús lo afirma con suma autoridad, como evidencia el texto griego donde aparece la palabra original : "Amén", frecuente en boca de Jesús y después del resto del Nuevo Testamento y de la iglesia primitiva.
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Moisés habla a Israel recordándole la historia para subrayar la fidelidad de Dios con su pueblo. Moisés le pide al pueblo una respuesta que manifieste absoluta fidelidad a Dios, que se traduzca en la práctica de las leyes y normas que, por orden del Señor; enseñó Moisés de acuerdo con lo que él mismo aprendió. Éstas no constituyen sólo una condición para entrar en posesión de la tierra, sino también y sobre todo una tarea concreta a cumplir, una vocación, un estilo de vida inspirado en dichas ordenanzas hará a Israel objeto de estima y admiración de otros pueblos, que apreciarán la sabiduría superior y podrán reconocer la proximidad extraordinaria de su Dios, Israel se convertirá así, en medio de las naciones, en testimonio del Dios vivo y verdadero, que ama al hombre y se hace presente cuando se invoca su nombre, revelado a Moisés. La lealtad a Dios se manifiesta en una serie de acciones expresadas en los mandamientos. No hay que entender los mandamientos como simples prohibiciones, sino como respuesta de amor. Y como se basan en anteriores beneficios de Dios, para poder practicarlos libremente es indispensable recordar la historia de salvación, traer a la memoria las obras del Señor ayuda al pueblo a crecer en gratitud a Dios y en la observancia de sus leyes de generación en generación
La persona y las enseñanzas de Jesús desconciertan a sus contemporáneos y constituye una novedad radical. El Evangelio de Mateo está dirigido a la comunidad judeocristiana, presenta a Jesús como el nuevo Moisés que promulga en el monte la nueva Ley, las bienaventuranzas. Pero no por ello quedan abolidas la Ley y los profetas, más bien, llegan a su plenitud en Cristo.
El mismo Jesús manifiesta un gran aprecio de la Torah, que a lo largo de los siglos prepara a Israel para una vida en comunión con Dios. Esta comunión se nos concede ahora, por gracia, en plenitud, en Jesús Dios se hace Emmanuel, Dios con nosotros. Los antiguos preceptos en su plenitud, en Cristo, permanecerán como norma perenne. Jesús lo afirma con suma autoridad, como evidencia el texto griego donde aparece la palabra original : "Amén", frecuente en boca de Jesús y después del resto del Nuevo Testamento y de la iglesia primitiva.
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