Lecturas del Sábado 10 de marzo. 3ª semana de Cuaresma

Lectura de la profecía de Oseas 6,1-6

Vamos, volvamos al Señor.
Porque él ha desgarrado,
y él nos curará;
él nos ha golpeado,
y él nos vendará.
En dos días nos volverá a la vida
y al tercero nos hará resurgir;
viviremos en su presencia
y comprenderemos.
Procuremos conocer al Señor.
Su manifestación es segura como la aurora.
Vendrá como la lluvia,
como la lluvia de primavera
que empapa la tierra».
¿Qué haré de ti, Efraín,
qué haré de ti, Judá?
Vuestro amor es como nube mañanera,
como el rocío que al alba desaparece.
Sobre una roca tallé mis mandamientos;
los castigué por medio de los profetas
con las palabras de mi boca.
Mi juicio se manifestará como la luz.
Quiero misericordia y no sacrificio,
conocimiento de Dios, más que holocaustos.



Palabra de Dios


Sal 50,3-4.18-19.20-21ab


R/. Quiero misericordia, y no sacrificios

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos. R/.



Imagen relacionada
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,9-14


En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor

COMENTARIOS

El texto del profeta Oseas es un acto litúrgico penitencial, en el participa todo el pueblo. El horizonte más lejano que mueve a la conversión es el temor del día del castigo mesiánico anunciado varias veces, el contexto próximo es, sin embargo, el actual estado de guerra entre Israel y Judá.   El buscar ayuda en el enemigo mortal, Asiria, ha extirpado las regiones septentrionales del reino del Norte, con los inevitables horrores de la ocupación, la destrucción y la deportación. El profeta exhorta y amonesta, tantas desgracias han ocurrido porque el corazón estaba lejos del Señor, acallado con sacrificios vacíos, pobre de amor.

El pueblo reconoce ser un enfermo que recurre a Dios como  su médico, él mismo ha producido la herida con vistas a la enmienda y solo interesado, sino también efímero, Dios lo sabe bien. Sin embargo, , no se cansa de invitar a la conversión, su palabra es una espada que inexorablemente hiere para curar, pide amor, no holocaustos, confianza, no una simple observancia de prácticas cultuales cultuales desgradiadamate hipócritas

En Evangelio se encuentra en el contexto de la subida de Jesús a Jerusalén y la atención se dirige a las condiciones necesarias para entrar en el Reino. Aparecen dos personajes contrapuestos y ambos oran; en su modo de orar se revela su modo de vivir y sus relaciones con Dios y los demás. Ambos, en la oración, dicen la verdad de su existencia.


El fariseo saca a colación sus méritos, se tiene por acreedor de Dios. En el fondo, no necesita de Dios, aunque le dé gracias, al menos formalmente, porque le ha concedido ser tan perfecto. Pero hay más. Su justicia le hace juez y juez despiadado, tan ciega es la estima que encuentra en sí mismo que cuando mira a los demás sólo es para despreciarlos. El publicano, por el contrario, consciente de sus pecados, que le hacen tener la cabeza inclinada, en realidad está abierto al cielo y espera de Dios todo, golpeándose el pecho, llama a la puerta del Reino y se le abre. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Lecturas del San Mateo, apóstol y evangelista

Lectura del Jueves de la Octava de Pascua

Lecturas del Lunes de la III Semana de Pascua