Lecturas del Martes 10 de abril. 2ª semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4,32-37
La primera comunidad cristiana es fruto del Espíritu Santo, debido a que vivían plena comunión, tanto de bienes materiales como espirituales. Las prácticas de comunión consisten en colocar a disposición sus propios bienes materiales al servicio de los hermanos. La segunda práctica es la venta de sus bienes y los distribuían de acuerdo a las necesidades de los hermanos. Esta distribución estaba a cargo de los apóstoles. Estas practicas de comunión no son las únicas, también se hacían trabajos para proveer a las necesidades de los suyos y de los débiles.
El texto quiere poner de relieve, que las diferentes prácticas de comunión son obra del Espíritu Santo que está arraigado en el corazón de los creyentes.
El diálogo entre Jesús y Nicodemo, se transforma en un monólogo ininterrumpido. Nos encontramos con palabras auténticas de Jesús y testimonio post pascuales. Se trata de una profesión de fe usada en el interior de la vida litúrgica de la iglesia de Juan. En ella contiene, en síntesis la historia de la salvación.
El texto está centrado en el testimonio de Cristo, Hijo del Hombre bajado del cielo, el único que está en condiciones de revelar el amor de Dios por los hombres a través de su propia muerte y resurrección. El evangelista insiste en el tema de la fe, si esta no crece con la revelación hecha por Jesús sobre su destino espiritual, ¿ cómo podrá ser acogida la gran revelación del éxodo pascual?. Los hombres deben dar crédito a Cristo, aunque ninguno halla subido al cielo, está en condición de anunciar la realidad del Espíritu que es el verdadero puente entre Dios y el hombre. Jesús es el lugar ideal para la presencia de Dios y esta revelación tendrá su cumplimiento en la cruz, cuando Jesús sea ensalzado a la gloria, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
La humanidad comprenderá el escandaloso y desconcertante acontecimiento de la salvación por medio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron en el desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce (Num 21, 4-9), por lo tanto hay que dirigir nuestra mirada al crucificado, para obtener la vida eterna.
El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.
Palabra de Dios
Sal 92,1ab.1c-2.5
R/. El Señor reina, vestido de majestad
El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 3,5a.7b-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó:
«¿Cómo puede suceder eso?».
Le contestó Jesús:
«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».
Palabra del Señor
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El texto quiere poner de relieve, que las diferentes prácticas de comunión son obra del Espíritu Santo que está arraigado en el corazón de los creyentes.
El diálogo entre Jesús y Nicodemo, se transforma en un monólogo ininterrumpido. Nos encontramos con palabras auténticas de Jesús y testimonio post pascuales. Se trata de una profesión de fe usada en el interior de la vida litúrgica de la iglesia de Juan. En ella contiene, en síntesis la historia de la salvación.
El texto está centrado en el testimonio de Cristo, Hijo del Hombre bajado del cielo, el único que está en condiciones de revelar el amor de Dios por los hombres a través de su propia muerte y resurrección. El evangelista insiste en el tema de la fe, si esta no crece con la revelación hecha por Jesús sobre su destino espiritual, ¿ cómo podrá ser acogida la gran revelación del éxodo pascual?. Los hombres deben dar crédito a Cristo, aunque ninguno halla subido al cielo, está en condición de anunciar la realidad del Espíritu que es el verdadero puente entre Dios y el hombre. Jesús es el lugar ideal para la presencia de Dios y esta revelación tendrá su cumplimiento en la cruz, cuando Jesús sea ensalzado a la gloria, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.
La humanidad comprenderá el escandaloso y desconcertante acontecimiento de la salvación por medio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron en el desierto de las picaduras de las serpientes mirando la serpiente de bronce (Num 21, 4-9), por lo tanto hay que dirigir nuestra mirada al crucificado, para obtener la vida eterna.
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