Lecturas del Miércoles 18 de abril. 3ª semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8,1-8
Los cristianos judeo - helenistas y los piadosos judeo - palestinos tienden a convertirse en figuras típicas, ellos representan el modelo paradójico de una persecución masiva y una misión no organizada. Los cristianos judeo - helenistas, como grupo, tienen que abandonar la ciudad de Jerusalén y son dispersados, dando lugar a un nuevo estado de cosas, pues con su dispersión llenan de fe cristiana toda la provincia de Judea. Una persecución masiva nunca tiene pleno éxito, siempre quedan restos de los grupos religiosos que se trató de liquidar. En Jerusalén,los primeros habitantes, los apóstoles y los cristianos judeo - palestinos conservan el derecho de seguir viviendo en la ciudad. Ellos con los demás piadosos que han quedado, tratan de mantener vivo el recuerdo de los asesinados y de los desterrados. El lamento por un asesinato no se puede acallar.
La muchedumbre ha visto y ha escuchado la Palabra de Jesús en el fragmento precedente, pero no ha reconocido en Él al Hijo de Dios bajado del cielo, como el maná del desierto. Entonces denuncia Jesús, con amargura, esta difundida incredulidad de los judíos a pesar de que la iniciativa amorosa del Padre se sirva de las obras del Hijo .para darle la salvación y la vida.
La iglesia primitiva era consciente de este conflicto con la Sinagoga y a través del evangelista, expresa su profundo vínculo con el Maestro, subrayando que el designio de Dios se realiza mediante la acogida que todo creyente reserva a Jesús. Él ha tomado carne humana no para hacer su propia voluntad, sino de aquel que le ha enviado. El plan de Dios es un plan de salvación y el Padre, confiándolo al Hijo, proclama que los hombres se salvan en Jesús, sin que se pierda ninguno. Aquellos que han sido confiado por el Padre al Hijo, quiere que los resucite en el último día. El significado del último día, es el día que termina la creación del hombre y tiene lugar la muerte de Jesús, es el día del triunfo final del Hijo sobre la muerte, en Él todos podrán probar el agua del Espíritu, que será entregada la humanidad. En ese día Jesús dará cumplimiento a su misión mediante la resurrección y dará la vida definitiva.
Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.
Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Palabra de Dios
Sal 65,1-3a.4-5.6-7a
R/. Aclamad al Señor, tierra entera
Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.
«Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre».
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.
Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna enteramente. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 6,35-40
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
Palabra del Señor
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La muchedumbre ha visto y ha escuchado la Palabra de Jesús en el fragmento precedente, pero no ha reconocido en Él al Hijo de Dios bajado del cielo, como el maná del desierto. Entonces denuncia Jesús, con amargura, esta difundida incredulidad de los judíos a pesar de que la iniciativa amorosa del Padre se sirva de las obras del Hijo .para darle la salvación y la vida.
La iglesia primitiva era consciente de este conflicto con la Sinagoga y a través del evangelista, expresa su profundo vínculo con el Maestro, subrayando que el designio de Dios se realiza mediante la acogida que todo creyente reserva a Jesús. Él ha tomado carne humana no para hacer su propia voluntad, sino de aquel que le ha enviado. El plan de Dios es un plan de salvación y el Padre, confiándolo al Hijo, proclama que los hombres se salvan en Jesús, sin que se pierda ninguno. Aquellos que han sido confiado por el Padre al Hijo, quiere que los resucite en el último día. El significado del último día, es el día que termina la creación del hombre y tiene lugar la muerte de Jesús, es el día del triunfo final del Hijo sobre la muerte, en Él todos podrán probar el agua del Espíritu, que será entregada la humanidad. En ese día Jesús dará cumplimiento a su misión mediante la resurrección y dará la vida definitiva.
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