Lecturas del Lunes 7 de mayo. 6ª semana de Pascua

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 16,11-15


Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días.
El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Se bautizó con toda su familia y nos invitó:
«Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa».
Y nos obligó a aceptar.



Palabra de Dios



Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b


R/. El Señor ama a su pueblo

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R



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Lectura del santo evangelio según san Juan 15,26–16,4a


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Palabra del Señor

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El contexto geográfico del texto de los Hechos de los apóstoles es Europa, en Macedonia, patria de Filipo el Macedonio, padre de Alejandro Magno. Para Pablo es una de las tantas ciudades de lengua y cultura griega del inmenso imperio romano. La comunidad judía debía ser más bien escasa, si es verdad que no había sinagoga y las reuniones se celebraban junto al río. Al parecer, prevalece el público femenino, entre el cual se destaca una rica comerciante de púrpura, cuyo nombre es Lidia. Lidia es el paralelo de Cornelio y adoraba al verdadero Dios, eso significa que era una pagana que se había acercado al judaísmo y se había  convertido en una prosélito ( Originalmente  significaba un extranjero residente, pero, después de la dispersión, llegó a significar un converso).

Contrariamente a lo que había sucedido en Antioquía de Pisidia, donde algunas mujeres habían participado en la revuelta contra los misioneros. Lidia se siente atraída de inmediato por el mensaje cristiano.  En efecto,  el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo, como había ocurrido con Jesús resucitado y los discípulos de Emaús, es siempre el Señor que acompaña a sus testigos y hace eficaz su Palabra cuando y donde cree oportuno. 

Jesús después de haber advertido a los suyos del odio y de las persecuciones por parte del mundo, pretende tranquilizarlos diciéndoles que su fiel testimonio, en las duras pruebas que sufrirán por parte de los tribunales del mundo, será apoyado por el testimonio del Espíritu de la verdad, que él mismo les enviará desde el Padre. Las contradicciones serán el lugar donde se manifieste con poder la acción del Espíritu Santo, que hablará por ellos. En este clima de oposición es donde se darán testimonio,  los discípulos de Cristo. Jesús una vez glorificado enviará el Espíritu Santo en unión con el Padre y dará testimonio en favor suyo.

Las predicciones del Maestro a los suyos, tiene un contenido de sufrimiento, revelan la verdad de los acontecimientos que vivirán muy pronto los discípulos. Cuando sucedan las pruebas, se acordarán todo lo que dijo el Maestro y no tengan que sucumbir ante el escándalo y continúen confiando en Él. Los enemigos de la iglesia pueden pensar que están de parte del justo y tener a Dios de su parte, como ellos no han visto la verdad de la luz del Padre, reflejada en la persona de Jesús, no han conocido el verdaero rostro del Padre. 

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