Lecturas del Sábado 5 de mayo. 5ª semana de Pascua
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 16,1-10
Si se pretende vivir según nuestras convicciones afianzadas en la fe, no debe sorprendernos encontrar a nuestro alrededor la indiferencia y la hostilidad. No debemos deprimirnos y enojarnos cuando los medios de comunicación social se burlen y reían del estilo de vida que tienen los cristianos, o cuando se expresan nuestras convicciones, nos tilden de anticuados, conservadores seguidores de tradiciones y costumbres caducas, debido a que pertenecemos a una era arcaica. Que estas situaciones no nos desaliente ni correa nuestra fe en Cristo vivo y resucitado, porque es una señal de que somos fieles seguidores de Cristo, que fue perseguido y muerto en una cruz. No se debe entrar en crisis porque muchos no piensen en esa cruz como signo de salvación, como lo creen los seguidores de Jesús.
También Jesús experimentó la incomprensión y el rechazo hasta la muerte. La persecución y el sufrimiento son una de las condiciones de la gloria que toda comunidad cristiana debe compartir con su Salvador. La suerte de los discípulos es igual a la de Cristo.
Una de las características de la fe es su perenne carácter inactual. Esa característica se debe buscar en la ofrenda y sacrificio que se hace a Dios, que consiste en cargar nuestras cruces diarias con amor y paciencia, como lo hizo Jesús, que con su sacrificio nos amo hasta el extremo.
En aquellos días, Pablo llegó a Derbe y luego a Listra. Había allí un discípulo que se llamaba Timoteo, hijo de una judía creyente, pero de padre griego. Los hermanos de Listra y de Iconio daban buenos informes de él. Pablo quiso que fuera con él y, puesto que todos sabían que su padre era griego, por consideración a los judíos de la región, lo tomó y lo hizo circuncidar.
Al pasar por las ciudades, comunicaban las decisiones de los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, para que las observasen. Las iglesias se robustecían en la fe y crecían en número de día en día.
Atravesaron Frigia y la región de Galacia, al haberles impedido el Espíritu Santo anunciar la palabra en Asia. Al llegar cerca de Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo consintió. Entonces dejaron Misia a un lado y bajaron a Tróade.
Aquella noche Pablo tuvo una visión: se le apareció un macedonio, de pie, que le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».
Apenas tuvo la visión, inmediatamente tratamos de salir para Macedonia, seguros de que Dios nos llamaba a predicarles el Evangelio.
Palabra de Dios
Sal 99,1-2.3-5
R/. Aclama al Señor, tierra entera
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan 15,18-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándolos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».
Palabra del Señor
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También Jesús experimentó la incomprensión y el rechazo hasta la muerte. La persecución y el sufrimiento son una de las condiciones de la gloria que toda comunidad cristiana debe compartir con su Salvador. La suerte de los discípulos es igual a la de Cristo.
Una de las características de la fe es su perenne carácter inactual. Esa característica se debe buscar en la ofrenda y sacrificio que se hace a Dios, que consiste en cargar nuestras cruces diarias con amor y paciencia, como lo hizo Jesús, que con su sacrificio nos amo hasta el extremo.
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