Lecturas de Martes 12 de junio. 10ª semana del Tiempo Ordinario


Lectura del primer libro de los Reyes 17,7-16

En aquellos días, se secó el torrente donde se había escondido Elías, porque no había llovido en la región. Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: «Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida.» 
Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. 
La llamó y le dijo: «Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.» 
Mientras iba a buscarla, le gritó: «Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.» 
Respondió ella: «Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.» 
Respondió Elías: «No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra."» 
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.

Palabra de Dios



Sal 4

R/. Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño? R/.

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho. R/.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino. R/.



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Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.» 

Palabra del Señor

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La mano del Dios de Israel obra en tierra pagana y guía a Elías hacia una localidad costera del Líbano, donde tendrá asegurado el alimento. El prodigio que realiza es el signo que da autenticidad a su misión. No es, por tanto, Jezabel y sus falsos dioses, sino una viuda inerme quien puede dar     testimonio de la intervención de Yahvé en favor de los que en Él confían.  Y, puesto que se trata de una extranjera, el episodio abre una perspectiva universalista que tomará cuerpo con el Nuevo Testamento, la viuda de Sarepta se convierte en el tipo de los paganos llamados a la mesa del Reino.

Quién sigue el nuevo código de vida encerrado en las bienaventuranzas será sal de la tierra y luz del mundo. El "Vosotros" enfático parece diferenciar la conducta cristiana de la conducta de los fariseos y los paganos, a quienes el sermón del monte hace referencia en más ocasiones. La responsabilidad del cristiano, por otra parte, tiene un valor cósmico planetario.

La sal tiene una variedad de significados. Es un condimento insustituible. Posee propiedades conservantes. Se usaba en la realización de sacrificios y asumía un carácter consagratorio y en caso de que hubiera perdido el poder de salar, era pisoteada con un gesto desacralizador. Por último la sal alude a la sabiduría y con ella debemos condimentar nuestras palabras.

Los discípulos son luz del mundo, no de modo diferente a Cristo, que es la fuente de la misma. Si la luz se pone bajo esa vasija de barro, bajo el moyo, un recipiente con el que se media el grano,se apaga inevitablemente. 




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