Lecturas de Lunes 30 de julio. 17ª semana del Tiempo Ordinario


Lectura del libro de Jeremías 13,1-11


Así me dijo el Señor: «Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la cintura; pero que no toque el agua.»
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: «Torna el cinturón que has comprado y llevas ceñido, levántate y ve al río Éufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.»
Fui y lo escondí en el Éufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días, me dijo el Señor: «Levántate, vete al río Éufrates y recoge el cinturón que te mandé esconder allí.»
Fui al Éufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: «Así dice el Señor: De este modo consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén. Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración, será como ese cinturón, que ya no sirve para nada. Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y la casa de Israel –oráculo del Señor–, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.»



Palabra de Dios



Dt 32,18-19.20.21


R/. Despreciaste a la Roca que te engendró

Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.

Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.

«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio,
los irritaré con una nación fatua.» R/.



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Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,31-35


En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» 

Palabra del Señor

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La Palabra del Señor conduce a Jeremías a realizar una acción simbólica. Las acciones del profeta, típicas del profetismo, e incluso su misma vida, se convierten en mensaje dirigido a los presentes, a cada uno en particular o, en ocasiones, al mismo profeta. La reacción que tales acciones suscitan, son por lo general, de escarnio, de desprecio y en cualquier caso, de incomprensión. El profeta interviene entonces explicando el mensaje o interpretando el acontecimiento, que contiene, según los casos, un aviso, una amenaza, un deseo.

En este pasaje se le pide a Jeremías que compre una faja de lino, que se la ponga varios días y la esconda después en la grieta de una rica del río. El mensaje queda ilustrado por medio de una doble comparación del mismo modo que la faja se ciñe al cuerpo de  quien se la pone, así también Israel estaba llamado a adherirse al Señor, respondiendo de manera positiva a la alianza con el pueblo ha contravenido la alianza no escuchando la Palabra del Señor, siguiendo sus propias ideas y hasta dedicándose a la idolatría, ha faltado a su vocación, ha dejado de cumplir el servicio para el que Dios lo había elegido, convirtiéndose, como una faja podrida, en algo que ya no sirve para nada.

Con la parábola del grano de mostaza y la levadura, pretende añadir Jesús otros elementos a la comprensión del misterio del Reino de Dios. Ya ha hablado de la oposición que encuentra la Palabra y puesto en guardia contra la impaciencia de los que pretenden de eliminar de inmediato los obstáculos. Ahora pone de relieve el contraste entre unos inicios bien modestos y desarrollos extraordinariamente grandes. En efecto, así como la semilla pequeña tiene en sí una energía capaz  de hacerla germinar hasta convertirla en un árbol de notables proporciones, así también se dilatará el Reino de Dios, que, en estos momentos, parece destinado a la derrota. Y así como la fuerza irresistible de un poco de levadura hace fermentar una gran cantidad de harina, así también la Palabra de Dios, recibida en el corazón del hombre, le abre a la verdad y escondido entre la gente, los cristianos de todos los tiempos se convierten en portadores del alegre anuncio y en testigos de amor  por todo el mundo. del amor de Dios

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