Lecturas de Miércoles 26 de septiembre. 25ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura del libro de los Proverbios 30,5-9
La palabra de Dios es acendrada, él es escudo para los que se refugian en él. No añadas nada a sus palabras, porque te replicará y quedarás por mentiroso. Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes de morir: aleja de mí falsedad y mentira; no me des riqueza ni pobreza, concédeme mi ración de pan; no sea que me sacie y reniegue de ti, diciendo: «¿Quién es el Señor?»; no sea que, necesitando, robe y blasfeme el nombre de mi Dios.
Palabra de Dios
Sal 118,29.72.89.101.104.163
R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos, Señor
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad. R/.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.
Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo. R/.
Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra. R/.
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R/.
Detesto y aborrezco la mentira,
y amo tu voluntad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,1-6
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.
Palabra del Señor
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El libro de los proverbios reflexiona con una gran atención sobre la pobreza y la riqueza. La oración que concluye el texto de hoy, constituye un espléndido ejemplo. El ideal de la sabiduría no es la pobreza, sino el bienestar, que es una bendición de Dios. Los proverbios condenan con dureza la pereza y la holgazanería. Si el bienestar es una bendición, esto no significa que el pobre sea maldito o alguien castigado. Ayudar a los pobres es uno de los deberes principales, sin olvidar que la felicidad no está en las riquezas, sino en la riqueza acompañada del temor de Dios, de la justicia y la concordia: "Más vale poco con temor del Señor que un gran tesoro con preocupación".
La sabiduría de los proverbios advierte que el excesivo bienestar no está exento de grandes peligros morales, como el de creerse autosuficiente, sin sentir necesidad de Dios. La riqueza material se transforma fácilmente en riqueza de espíritu. La posición del sabio, es precisamente en la conclusión de nuestro pasaje, ni la miseria que conduce a la rebelión contra el Señor, ni la excesiva riqueza que conduce olvidarlo.
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