Lecturas del Domingo 25º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Lectura del libro de la Sabiduría 2,12.17-20
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En el libro de la Sabiduría, los impíos, son aquellos que desconocen a Dios, o han renegado de Él, abandonando la observancia de la Ley.
El justo es aquel que es fiel a Dios y a sus mandamientos y sigue unos criterios de vida diametralmente opuesto a la de los impíos y por consiguiente, siente como un reproche el comportamiento del justo, su misma presencia. De ahí su decisión de ensañarse con él, diciendo, en plan sarcástico, que quiere verificar su autenticidad de la fe que profesa. Aparecen persecuciones que se le inflige, hasta llegar a la sentencia de muerte. Los impíos esperan probar de este modo la consistencia de la paciencia y de la resistencia demostradas por el justo, así como la consistencia de la seguridad que ha declarado en el apoyo que le da Dios, su salvador y liberador.
El sarcástico desafío lanzado por los impíos, repetido contra los justos de todos los tiempos, vivirá su último acto en el Gólgota, donde el justo ve atendida su petición de salvación resucitando.
La fe auténtica se manifiesta en las obras, del mismo modo que la sabiduría se reconoce por sus frutos. El autor de la carta de Santiago, se pone en contra los falsos maestros, contra aquellos cuyas palabras no edifican la comunidad en la concordia, sino que fomentan las divisiones internas. Quien no se preocupa de sí mismo y se encierra de manera egoísta en la búsqueda de su propia gratificación, se comporta de tal modo que crea desorden y turbación en los otros. Por el contrario quien acoge la sabiduría. don que Dios concede a quien se lo pide, vive de una manera límpida, sincera, recta.
Esta carta pone de relieve los rasgos de una comunidad minada por la divisiones, los personalismos, las rivalidades. Santiago la exhorta a compararse con el don de Dios y encarnen una vida de tolerancia, propio de quien acoge a otros, sin discriminaciones , preocupados no por el aparentar, sino por ser. Ése es el estilo de vida quien construye la paz, que es el bien supremo.
Los cristianos están llamado a descubrir las raíces de las discordias y de las divisiones que laceran a la comunidad. Santiago los identifica con el deseo desordenado de poseer, que engendra conflictos, primero en el mismo interior de la persona y después en las otros, provocando una ruptura con Dios, de suerte que la oración queda reducida a una apariencia hipócrita y no se puede orar a Dios con un corazón alejado de Él.
El Evangelio es el segundo anuncio de la pasión y resurrección. El deseo de Jesús es que los discípulos mantengan el secreto, porque sus enseñanza, sólo son entendida después de su cruz y resurrección. La reacción de los discípulos ante el anuncio de la pasión, Pedro manifiesta sus reproches, porque aún no han comprendido la misión de Jesús y ellos no se atreven a preguntara Jesús sobre esta enseñanza.
Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones,nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»
Palabra de Dios
Sal 53,3-4.5.6 y 8
R/. El Señor sostiene mi vida
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
Porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios. R/.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
Lectura de la carta del apóstol Santiago 3,16–4,3
Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se entera se, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»
Palabra del Señor
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En el libro de la Sabiduría, los impíos, son aquellos que desconocen a Dios, o han renegado de Él, abandonando la observancia de la Ley.
El justo es aquel que es fiel a Dios y a sus mandamientos y sigue unos criterios de vida diametralmente opuesto a la de los impíos y por consiguiente, siente como un reproche el comportamiento del justo, su misma presencia. De ahí su decisión de ensañarse con él, diciendo, en plan sarcástico, que quiere verificar su autenticidad de la fe que profesa. Aparecen persecuciones que se le inflige, hasta llegar a la sentencia de muerte. Los impíos esperan probar de este modo la consistencia de la paciencia y de la resistencia demostradas por el justo, así como la consistencia de la seguridad que ha declarado en el apoyo que le da Dios, su salvador y liberador.
El sarcástico desafío lanzado por los impíos, repetido contra los justos de todos los tiempos, vivirá su último acto en el Gólgota, donde el justo ve atendida su petición de salvación resucitando.
La fe auténtica se manifiesta en las obras, del mismo modo que la sabiduría se reconoce por sus frutos. El autor de la carta de Santiago, se pone en contra los falsos maestros, contra aquellos cuyas palabras no edifican la comunidad en la concordia, sino que fomentan las divisiones internas. Quien no se preocupa de sí mismo y se encierra de manera egoísta en la búsqueda de su propia gratificación, se comporta de tal modo que crea desorden y turbación en los otros. Por el contrario quien acoge la sabiduría. don que Dios concede a quien se lo pide, vive de una manera límpida, sincera, recta.
Esta carta pone de relieve los rasgos de una comunidad minada por la divisiones, los personalismos, las rivalidades. Santiago la exhorta a compararse con el don de Dios y encarnen una vida de tolerancia, propio de quien acoge a otros, sin discriminaciones , preocupados no por el aparentar, sino por ser. Ése es el estilo de vida quien construye la paz, que es el bien supremo.
Los cristianos están llamado a descubrir las raíces de las discordias y de las divisiones que laceran a la comunidad. Santiago los identifica con el deseo desordenado de poseer, que engendra conflictos, primero en el mismo interior de la persona y después en las otros, provocando una ruptura con Dios, de suerte que la oración queda reducida a una apariencia hipócrita y no se puede orar a Dios con un corazón alejado de Él.
El Evangelio es el segundo anuncio de la pasión y resurrección. El deseo de Jesús es que los discípulos mantengan el secreto, porque sus enseñanza, sólo son entendida después de su cruz y resurrección. La reacción de los discípulos ante el anuncio de la pasión, Pedro manifiesta sus reproches, porque aún no han comprendido la misión de Jesús y ellos no se atreven a preguntara Jesús sobre esta enseñanza.
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