Lecturas del Martes de la 31ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2,5-11
En la primera lectura Pablo se hace testigo de una tradición anterior a él que había acuñado un himno cristológico de importancia fundamental. El himno está introducido por una exhortación apostólica que nos invita a hacer nuestro los sentimientos que corresponden a quienes están unidos a Cristo Jesús. No se trata de una vaga recomendación, sino de una indicación autorizada a caminar siguiendo el ejemplo de Jesús, es decir, a vivir como Él vivió. A continuación viene el himno cristológico. El carácter ejemplar de Cristo se fundamenta en su misterio y éste, su vez, ilumina la vida de cada cristiano.
El himno se subdivide en dos partes. La primera describe el abajamiento de Jesús, que de Dios se hizo hombre, tomó la condición de esclavo y se humilló hasta la muerte y una muerte de cruz. La segunda parte describen la elevación de Jesús por obra de Dios Padre, que lo resucitó y le dió el nombre que está por encima de todo nombre, adorable en el cielo y en la tierra, un nombre que debe ser proclamado por todo el mundo.
En el Evangelio el paso de una comida común a la imagen del banquete mesiánico es bastante lógico y espontáneo, existe una relación entre la parábola de ayer, donde ambas se encuentra la expresión " Dichoso el que pueda participar en el banquete del Reino de Dios". Esta exclamación tiene por objeto la participación en la comunión con Dios en el tiempo de la resurrección de los justos: la dimensión escatológica de nuestra fe y de nuestra experiencia religiosa es más que evidente.
La parábola contempla diferentes invitaciones y otros tantos rechazos por parte de aquellos que, por no haber percibido la novedad de la presencia de Jesús, no siente la necesidad de la salvación y se sustraen así al beneficio de un don maravilloso.
La cima de la parábola en la expresión " sal de prisa a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a los pobres y a los lisiados, a los ciegos y a los cojos. En el banquete mesiánico participaran los excluidos y serán excluidos de él lo que tenían derecho. La ley que caracteriza a la nueva alianza aparece confirmada una vez más se afirma de nuevo la complacencia del Padre, la finalidad primera y central de la enseñanza y de la presencia de Jesús entre nosotros encuentran aquí una afirmación renovada.
Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre sobre todo nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Sal 21,26b-27.28-30a.31-32
R/. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea
Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos. R/.
Porque del Señor es el reino,
el gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. R/.
Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,15-24
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!»
Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.»
Palabra del Señor
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El himno se subdivide en dos partes. La primera describe el abajamiento de Jesús, que de Dios se hizo hombre, tomó la condición de esclavo y se humilló hasta la muerte y una muerte de cruz. La segunda parte describen la elevación de Jesús por obra de Dios Padre, que lo resucitó y le dió el nombre que está por encima de todo nombre, adorable en el cielo y en la tierra, un nombre que debe ser proclamado por todo el mundo.
En el Evangelio el paso de una comida común a la imagen del banquete mesiánico es bastante lógico y espontáneo, existe una relación entre la parábola de ayer, donde ambas se encuentra la expresión " Dichoso el que pueda participar en el banquete del Reino de Dios". Esta exclamación tiene por objeto la participación en la comunión con Dios en el tiempo de la resurrección de los justos: la dimensión escatológica de nuestra fe y de nuestra experiencia religiosa es más que evidente.
La parábola contempla diferentes invitaciones y otros tantos rechazos por parte de aquellos que, por no haber percibido la novedad de la presencia de Jesús, no siente la necesidad de la salvación y se sustraen así al beneficio de un don maravilloso.
La cima de la parábola en la expresión " sal de prisa a las plazas y calles de la ciudad y trae aquí a los pobres y a los lisiados, a los ciegos y a los cojos. En el banquete mesiánico participaran los excluidos y serán excluidos de él lo que tenían derecho. La ley que caracteriza a la nueva alianza aparece confirmada una vez más se afirma de nuevo la complacencia del Padre, la finalidad primera y central de la enseñanza y de la presencia de Jesús entre nosotros encuentran aquí una afirmación renovada.
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