Lecturas del Miércoles 29 de agosto. 21ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 3,6-10.16-18
La carta llega al final y Pablo hace algunas recomendaciones, por la actitud indisciplinada de algunos hermanos de la comunidad. Más adelante, hablará de la ociosidad parasitaria de algunos.
No se trata de herejías doctrinales o casos de inmoralidad grave como el caso de la comunidad de Corinto, la intervención de Pablo es dura. Ordena en nombre de jesucristo, el Señor, que esas personas sean mantenidas alejadas, porque el ocio y la pereza son contagiosas, especialmente en un ambiente turbulento como la iglesia de Tesalónica. Pablo trae a colación la tradición, pero no como norma fría. sino a la tradición a la que el testimonio de vida se hace más creíble. Tras el ejemplo personal, enuncia el principio de que para comer hay que trabajar. Es el testigo que habla no el legislador.
Estos últimos ayes están dirigidos a los maestros de la Ley y a los fariseos hipócritas. El primero acentúa el tema del exterior y el interior. El exterior est´s cuidado y resulta hermoso descomposición y muerte. Lo que cuenta es lo que somos ante los ojos de Dios y no lo que aparentamos a los hombres.
En el último de los ay, Jesús denuncia la falsedad de los hipócritas, no solo con respecto a Dios, sino también con respecto a los hombres y a la historia. Sus padres rechazaron y mataron a los profetas. Ellos quieren tranquilizar su conciencia, honrando a los sepulcros y construyendo monumentos, piensan que pueden purificar la memoria del pasado olvidando o buscando justificaciones racionales y emotivas y se sienten inocentes por el hecho que son capaces de culpar a otos.
En nombre de nuestro Señor Jesucristo, hermanos, os mandamos: no tratéis con los hermanos que llevan una vida ociosa y se apartan de las tradiciones que recibieron de nosotros. Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros, os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Que el Señor de la paz os dé la paz siempre y en todo lugar. El Señor esté con todos vosotros. La despedida va de mi mano, Pablo; ésta es la contraseña en toda carta; ésta es mi letra. La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos vosotros.
Palabra de Dios
Sal 127,1-2.4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,27-32
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»
Palabra del Señor
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No se trata de herejías doctrinales o casos de inmoralidad grave como el caso de la comunidad de Corinto, la intervención de Pablo es dura. Ordena en nombre de jesucristo, el Señor, que esas personas sean mantenidas alejadas, porque el ocio y la pereza son contagiosas, especialmente en un ambiente turbulento como la iglesia de Tesalónica. Pablo trae a colación la tradición, pero no como norma fría. sino a la tradición a la que el testimonio de vida se hace más creíble. Tras el ejemplo personal, enuncia el principio de que para comer hay que trabajar. Es el testigo que habla no el legislador.
Estos últimos ayes están dirigidos a los maestros de la Ley y a los fariseos hipócritas. El primero acentúa el tema del exterior y el interior. El exterior est´s cuidado y resulta hermoso descomposición y muerte. Lo que cuenta es lo que somos ante los ojos de Dios y no lo que aparentamos a los hombres.
En el último de los ay, Jesús denuncia la falsedad de los hipócritas, no solo con respecto a Dios, sino también con respecto a los hombres y a la historia. Sus padres rechazaron y mataron a los profetas. Ellos quieren tranquilizar su conciencia, honrando a los sepulcros y construyendo monumentos, piensan que pueden purificar la memoria del pasado olvidando o buscando justificaciones racionales y emotivas y se sienten inocentes por el hecho que son capaces de culpar a otos.
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